Por Micaela Rodríguez

Decía el filósofo “maldito” George Bataille que “el erotismo es la aprobación de la vida hasta la muerte”, ya que la búsqueda de la reproducción sexual, y esto es compartido por los hombres y algunos otros seres sexuados, contiene a la actividad erótica entre sus múltiples formas.

Es decir, en la búsqueda de la perpetuidad de la vida se encuentra la búsqueda del goce, y a su vez como un espejo irremediable, la reafirmación de la muerte, ya que la muerte tiene el sentido de la continuidad del ser.

Ustedes se preguntarán que tiene que ver todo esto con la cuestión del mundial. Ese evento que ocurre cada cuatro años, que muchos esperan cual si fuera el regreso de un ser amado, que muchos añoran, sueñan, del que incluso planifican ser parte en su mente, aunque sea una hazaña casi imposible de cumplir, que muchos concretan a fuerza de deudas que seguirán pagando incluso cuando arranque el próximo mundial, pero viajan y están ahí, alentando a su país y son felices. No voy a mentir. No tengo idea que le pasa a otros ciudadanos del mundo con el mundial, pero se lo que nos pasa a nosotros, los que lo miramos desde el sur, lo mas al sur que se puede estar.

Nos pasa que sentimos que durante un mes tenemos una excusa perfecta para sentir, sentir mucho, para abrazarnos, juntarnos, comer cosas que nos gustan, vernos las caras, discutir, como nos gusta, fuerte, bien arriba, ir a bares y todos sabemos que los bares son de los espacios más hermosos del mundo, ¿no? ¿Por qué? Porque en ellos se concentra todo lo que necesitamos la gente “normal” para ser felices y gozar. Sí lo se, el concepto de normalidad no esta bueno para nada, pero, espero que sepan entender hacia donde voy. Cuando hablo de “normal” -a riesgo de saber que podría encontrar un adjetivo más adecuado para estos tiempos donde muchos damos la batalla por un lenguaje más apropiado, pensado y abarcativo- hablo de los que no tenemos muchas intenciones de ir contra la corriente de lo que el sentir popular emana. Porque no importa cuán intelectual seas, no importa cuan informado de la realidad estés, no importa si todos los días luchas para que a nuestro país lo dejen de saquear los ceos de este gobierno de chetos, o si votaste a Macri, tenemos que aceptar incluso los que elegimos la política como forma de vida, que hay algo que excede incluso a todo eso, y eso es el SENTIR POPULAR.

Ahora, cada cuatro años, también aflora una especie de secta contra-revolucionaria señaladora de moral ajena, que acusa al 80% de sus conciudadanos de cosas como “estupidos” “ignorantes” e “idiotizados” por el mundial.

En general, esta especie de secta “anti-todo” surge de las capas medias de la sociedad, muchos de ellos se dicen o son supuestos “militantes populares”, “intelectuales” que dicen repensar una y otra vez la historia y las formas de nuestro país, pero que poco parecen entender de ella cuando desconocen una de sus características fundamental: lo más grave es incluso que muchos de esos se dicen peronistas. ¿Y por qué es una contradicción ser peronista y ser anti mundial?

Porque si hay algo que vino a hacer Perón a este país fue a democratizar el goce. Y ahí es donde Bataille, un filosofo frances, el primero de los ilustrados malditos, amante de Sade, de las orgías y las drogas, profundamente anti clero, se mezcla con un general del ejercito que usaba gomina, reivindicaba el trabajo y la familia como eje central de la sociedad, fundador de uno de los movimientos mas grandes de occidente, profundamente humanista y católico.

Entonces, la contradicción enorme entre que un peronista o por ser un poco menos macartista -cualquiera que se diga parte del movimiento popular argentino este en contra del mundial- es que no se puede ser popular y estar en contra del goce del pueblo.

La clase media que no coge ni deja coger.

Desde donde un individuo que tiene garantizado el alimento tres veces por día como mínimo, prende el aire frío calor antes de irse a dormir, tiene auto y mira series en Netflix además de ir al cine cada tanto, puede decirle a un trabajador o a una trabajadora que se levanta todos los días a las 5 de la mañana, cuya estabilidad económica pende siempre de un hilo, que desde hace dos años no se acuerda del gusto que tiene la carne, que fueron los primeros en sentir las medidas económicas de la fusiladora amarilla que llego por los votos pero que mata igual que aquella que bombardeo plaza de mayo, aunque de forma mas lenta, cotidiana y silenciosa que si mirar el mundial esta mal.

¿Desde dónde? Desde el mismo lugar donde un sector de la sociedad goza más cuando el otro no puede. Ese mismo que decía que “no quería mantener vagos”, ese que se enojaba porque un pibe de barrio tenía una computadora que le había dado el Estado. Ese mismo que se hace el progre pero nunca blanqueo a la compañera que le limpia la casa dos veces por semana y que dice que la re quiere, que es “de confianza”, pero ojo con venir a pedirle un aumento porque mágicamente, cual cenicienta se volvía pobre porque el príncipe la rechazaba, ella se va a convertir en la negra de mierda desagradecida. La misma a la que le quieren negar el derecho al aborto, porque si vas a gozar y sos pobre, bancate el parche. Solo la clase media y la clase alta goza sin sufrir, así funciona el capitalismo.

Y sí, el peronismo vino a democratizar el goce porque ¿qué es si no gozar adquirir derechos nuevos? Acceder a eso que quiero acceder, ¿qué es comer sino gozar? ¿qué es educarse si no gozar? ¿Qué es irse de vacaciones si no gozar? El aguinaldo es gozo, como el chori, como el bombo. Así que dejen gozar al Pueblo muchachos y muchachas. El macrismo nos va a seguir haciendo mierda igual, y le vamos a seguir dando batalla igual, la derecha no necesita mundiales para cogernos y gozar a costa de nuestro sufrimiento.

Gozar es revolucionario, y nuestro Pueblo se merece una revolución cada tanto, y si no ¿Qué es gritar un gol si no lo más parecido a un orgasmo que existe? Que tire la primera piedra el que desde que ganó el macrismo, no gozo ni una vez y se olvido por un rato de que nos están robando el país. No seamos anti pueblo, por favor. Que para eso ya esta cambiemos.