Oveja Negra

El FMI: LA VUELTA ESPERADA / DEPENDENCIA O INDEPENDIENTES


22 de marzo de 2018

Oveja Negra

Por Ariel Miño*

Tras el derrocamiento de Perón en 1955, el desembarco del FMI a la República Argentina estuvo en el llamado “Plan Prebisch”, un proyecto de carácter liberal, que inicio en el año 1956 con medidas políticas implementadas cambiando parte de la economía del país y poniendo en énfasis un plan de política económica orientado en la apertura comercial, incentivos a la inversión extranjera con especulación financiera.

El periodo llamado “Pacto Social” de 1973 logro un impacto económico positivo pero hacia fines de 1975 la crisis política se aceleró y el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas removieron al gobierno democrático dando inicio al llamado Proceso de Reorganización Nacional. El propósito fue revertir la matriz de relaciones sociales y económicas que el “modelo populista” había impulsado a través de un Estado altamente intervencionista. Se produjo una fuerte intervención del Estado en el proceso económico, creando las condiciones para el surgimiento de determinados espacios privilegiados de acumulación de capital y grandes agentes económicos privados del país.

A partir del gobierno democrático de 1983 a 1989 la explosión económica entorno al problema de la deuda resultaba tan apremiante que condicionó fuertemente los pasos del gobierno radical en el plano económico y colocó a las negociaciones con los organismos financieros internacionales en el centro de las relaciones económicas. 

En la década del ´90, la nueva política impulsada por las presidencias de Menem, tuvo su origen en los principios de la libertad económica propios del modelo de libre mercado. La base ideológica de esta cuestión diseño un sistema en el cual se estableció con claridad que no correspondía al Estado, sino a la empresa lograr eficientemente a través de la asignación de los recursos disponibles el crecimiento económico.

En 1999 Fernando De la Rúa sucedió a Carlos Menem en la presidencia. Los indicadores económicos volvieron a tornarse negativos y luego de los errores garrafales en política monetaria durante abril de 2001, donde el gobierno se encontró en la “trampa de la deuda”, la economía en decadencia y el congelamiento de depósitos provocaron y el estado en situación de default culmino en un conflicto político, económico y social.

El 25 de mayo de 2003 asumió la presidencia Néstor Kirchner. Desde el principio de su gestión hubo un cambio de paradigma: la economía debía estar subordinada a la política y no al revés. Al comienzo de esta etapa el país estaba en default, con un 25 por ciento de desempleo, un 53 por ciento de pobres y 11 millones de indigentes. Este era el resultado de años de neoliberalismo, de destrucción de la industria nacional.

EL CRECIMIENTO ECONÓMICO SUJETO AL FMI

La presión ejercida por las políticas neoliberales, que pregonan la reforma del estado, la reducción del déficit fiscal, las privatizaciones, la reconversión industrial y la excesiva libertad de mercado, marcaría los limites dentro del crecimiento de la Argentina, dejando la economía en manos y dirigida por el mercado.  Pero, la pregunta sería ¿El crecimiento económico del país estuvo sujeto a las recetas del FMI?

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La política económica argentina en su pasaje histórico la mayoría de veces estuvo sujeta a recomendaciones sujetas al Fondo Monetario Internacional (FMI) como acciones liberales tendientes a la mejor reasignación de recursos para el crecimiento económico del país. En este sentido, en los periodos de 1956 a 2003 el FMI tuvo un protagonismo facilitando la inserción de los países en desarrollo a los nuevos circuitos financieros implementando reformas que ubicaría al sector financiero en una posición hegemónica en términos de absorción y asignación de recursos, mediante su liberalización, el alza de las tasas de interés y una mayor vinculación con los mercados internacionales.

Con la llegada de la Revolución Libertadora y su plan Prebisch ´55 de carácter liberal especulativo se realizaron y aplicaron medidas tendientes a la apertura de importaciones, devaluación, ingresando al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial contrayendo créditos externos.

Entre 1973-1976, en líneas generales la política económica pasó por: la monopolización en manos del estado del sistema financiero, esto es que los banco captaban fondos a nombre del BCRA y otorgaban préstamos en las condiciones que éste les indicaba, a diferencia de su gestión anterior (en que se incentivó el consumo) el peronismo fomentó las exportaciones de origen industrial, apostando para que este sector fuera la locomotora del crecimiento. En 1976 la política económica liberal del Gobierno Militar tuvo los ejes centralizándose en el impulso de la liberalización financiera, la desregulación laboral, el congelamiento de salarios y el endeudamiento externo.

Con el avenimiento de la democracia el periodo de 1983 a 1989, el sustento de la política económica estaba radicada en las recomendaciones de los bancos acreedores exigieron al gobierno un acuerdo con el FMI para implementar un “plan de ajuste”, el llamado “Programa de Reforma Económica” y posteriormente el plan económico “Primavera”.

Las políticas impulsadas avasallasantes del FMI en los periodos 1989 a 2001, lograron la etapa más dura del neoliberalismo en Argentina donde se implementaron leyes necesarias para abordar el cambio estructural del país (reforma del estado y la emergencia económica) y la implementación del sistema de convertibilidad que llevó al abandono de toda política monetaria y a la sobrevaluación del peso; a la apertura irrestricta de la economía, sobre todo de la cuenta de capital; a la desregulación total del sector financiero; a la flexibilización laboral y al ajuste salarial. Estas reformas eran diseñadas y recomendadas por técnicos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional quienes a su vez financiaban los créditos externos para su aplicación. En un sistema así, se consolida una economía que crece sólo con el endeudamiento externo, proceso cuya falencia pudo observarse una vez agotadas las privatizaciones, que significaron una importante pérdida del patrimonio nacional y que, junto a la venta de empresas privadas nacionales, dio lugar a una extranjerización sin precedentes de la economía sin que se ampliara su capacidad productiva. Ambos gobiernos se asentaron en las políticas y las recetas ortodoxas del FMI, bajando sueldos y jubilaciones, aumentando impuestos a sectores medios, proclamando el déficit cero pero pagando los intereses de la deuda incrementando notablemente el endeudamiento futuro.

En los años 2003 al 2015 se quebró algunas tendencias, impulsando transformaciones en política económica preexistentes en una mayor intervención del Estado. En este contexto, es dable mencionar la renegociación de la deuda, dejando que ya no sea un condicionante central como en períodos anteriores. El nivel de PBI mantuvo una senda de crecimiento, simultáneamente se produjo la recuperación del salario y una sustancial caída de la tasa de desocupación, en el contexto de nuevos escenarios de rentabilidad dieron lugar a la reactivación al mercado interno y una recuperación en el proceso de industrialización sustituto.

CONCLUSIÓN

La historia Argentina está enmarcada por gobiernos civiles y militares liberales donde el FMI cumplió el rol de consejero, auditor y prestamista convirtiéndose en el garante de que la Argentina se sujete a las políticas impulsadas desde el mercado financiero mundial. Recién en el 2006 el ex Presidente Néstor Kirchner durante el discurso de anuncio de la cancelación anticipada de deuda con el FMI: “Se trata de un paso trascendental que nos permitirá mirar sin imposiciones, con autonomía y tranquilidad, sin urgencias impuestas, sin presiones indebidas la marcha de nuestro futuro. Un paso que con toda responsabilidad nos ayuda a construir un futuro más justo, inclusivo y equitativo, con una mayor flexibilidad en el diseño y la ejecución de la política económica, un paso que liberará recursos para afrontar con mejores herramientas la lucha por el crecimiento, el empleo y la inclusión social. Un paso que es ponerle fin a una época”.

Teniendo en cuenta que la ideología neoliberal, el gobierno de Cambiemos vuelve a retomar esas políticas de ajustes como principal instrumento de garantía aplicables para financiar dificultades del balance comercial recurriendo al mismo tiempo a fuentes de financiamiento internacional. Luego de 10 años sin estar atados a recetas desde el FMI, el organismo vuelve a ser consejero en el rumbo económico del país, exigiendo al gobierno en la implementaciones de “planes de ajustes” con el fin de renovar los créditos.

 A contraposición del gobierno de Cambiemos, y con los matices que pudo haber tenido los gobiernos de los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristian Fernández de Kirchner, implementaron una política de desendeudamiento con los organismos internacionales de crédito, en lo particular con el FMI (librando el sometimiento de deuda de 50 años), llevando adelante políticas económicas independientes favoreciendo al capital nacional por sobre los intereses del capital extranjero, construyendo un modelo de país con trabajo, industrias, crecimiento e inclusión social.

El llamado a ser  un País “dependiente o independiente” de organismos de crédito no pasa ser de una utopía a un hecho real, considerando la decisión del gobierno de cambiemos de llevar políticas económicas de ajustes (devaluación, apertura de mercados, importaciones, aumentos de servicios públicos) reorientando la economía Argentina a favor del sector más consolidado y subordinada al capital extranjero y teniendo en cuenta el fracaso de experiencias anteriores de políticas liberales anti-inflacionarias, generalmente ligadas a los planes ortodoxos recomendados por el Fondo Monetario Internacional y las malas políticas económicas convirtieron una recesión común en una depresión.


*Dr. Ariel Miño. UNAJ/ CEPPDre

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