VOTO ELECTRONICO: ¿UN HACKEO A LA DEMOCRACIA?
28 de octubre de 2016

Por Gerónimo Gorriarena*.
El voto electrónico parece una novedad que llega para actualizar el vetusto sistema electoral argentino a los nuevos estándares internacionales, sin embargo esa visión dista mucho de la realidad. La utilización de dispositivos informáticos en elecciones existe en el mundo desde hace más de 40 años. En la gran mayoría de los lugares donde alguna vez se utilizaron, hoy son obsoletos.
Estados Unidos es vanguardia en aplicación de la tecnología en procesos electorales, sus primeros experimentos datan de 1.892 con la Myers Automatic Booth, una casilla de madera con un sistema de palancas que broquelaba una papeleta de cartón. Desde ese mecanismo de engranajes hijo de la revolución industrial, hasta las computadoras de votación electrónica directa, los yanquis probaron absolutamente todo.
El voto electrónico es el sistema menos utilizado debido a los dolores de cabeza que genera.
El sistema federal de los Estados Unidos permite a los estados miembros optar por su propia forma de elegir, por lo que hoy en día conviven a nivel nacional distintos sistemas electorales para elegir entre demócratas, republicanos o independientes. Sin embargo, el voto electrónico es el sistema menos utilizado debido a los dolores de cabeza que genera; la mayoría de los norteamericanos utiliza el sistema de broquelado de papeleta. Si, la versión moderna de la Myers Automatic Booth del Siglo XIX: practico y seguro, sobre todo tras el Volusia Error que puso en jaque a la democracia norteamericana durante la contienda Bush-Gore del año 2000. El hecho motivó un interesante documental, “hacking democracy”, que puede verse online.
Otro país importante, serio, moderno, primermundista e integrante del club de países con los que al argentino promedio le gusta compararse en búsqueda de la dosis de indignación diaria, es Alemania. En la tierra de Angela Merkel, el máximo tribunal de justicia fue categórico en un fallo del 2009, donde sostuvo que “el ciudadano debe poder controlar los pasos esenciales del acto electoral y la determinación del resultado de manera fiable y sin conocimientos técnicos especiales” y prohibió, por ende, la aplicación de sistemas electrónicos en la votación.
Australia, Finlandia, Holanda, Escocia e Irlanda también abandonaron el voto electrónico tras haber incursionado en algunas pruebas. Los últimos 4, incluso se espantaron tanto que lo prohibieron legalmente.
Ocurre que la inclusión de herramientas electrónicas en cualquier momento de la elección implica una intermediación entre el elector y su voto, un tercero en discordia que vulnera la auditabilidad del acto electoral, baluarte principal de cualquier democracia moderna. El principio es simple, si el elector no puede verificar que su elección será respetada, todo el sistema puede ponerse en duda, incluso si no existiese fraude.
En el sistema electrónico no hace falta prender fuego la urna, solo tenes que pagarle a las 5 o 10 personas correctas.
Alfredo Ortega, Doctor en Informática especializado en auditoria y seguridad de software, advirtió que los ataques informáticos podrían realizarse desde el extranjero aun cuando el sistema no se conecte a internet, y nunca se sabría porque el hackeo sería sobre la fabricación del software y no necesariamente durante el acto electoral. “En el sistema electrónico no hace falta prender fuego la urna, solo tenes que pagarle a las 5 o 10 personas correctas. Ni siquiera hace falta que sea en Argentina, los ataques se hacen con gente de otros países”, y sentenció: “con el presupuesto que tienen los partidos políticos, se puede hacer fácilmente”.
No existen expertos en informática que defiendan la utilización del voto electrónico, los países que lo probaron lo abandonan gradualmente.
Otro especialista, el sysadmin y programador de software Javier Smaldone, sostuvo en una de las audiencias públicas convocadas por la Cámara de Diputados que el sistema de la Boleta Única Electrónica no solo puede ser hackeado, sino que además violenta el secreto del sufragio. Ocurre que la boleta electrónica tiene un chip incorporado donde se guarda el voto, que puede ser leído con cualquier celular de última generación que cuente con lector SSID. Hizo una demostración en vivo de lo que él tituló “el puntero electrónico”: con un Samsung S4 y un software programado por él, se podía saber qué voto contenía una boleta emitida, permitiendo la compra-venta de votos, ¿Cómo? Mira el video.
No existen expertos en informática que defiendan la utilización del voto electrónico, los países que lo probaron lo abandonan gradualmente y solo 3 lo utilizan en el 100% de sus comicios: Venezuela, India y Filipinas. Brasil y Estados Unidos lo utilizan parcialmente, menos del 40% en Estados Unidos y solo un 16% en Brasil.
Los expertos consultados coinciden en que el sistema electoral argentino no es perfecto y necesita cambios, pero que la incursión de la electrónica no resuelve esos problemas y además los invisibiliza. No todo es blanco o negro, hay otras opciones como la boleta única o el sistema de broquelado, incluso hay consenso en que la utilización de aparatos electrónicos en el conteo de votos no supondría un riesgo democrático.
*www.geronimogorriarena.com.ar