Oveja Negra

Peronismo: el hecho maldito de la restauración neoliberal


04 de febrero de 2016

Oveja Negra

Setenta años surcando la historia argentina, el Peronismo vuelve a exigirse a sí mismo un debate profundo en sus entrañas, para estar a la altura de su responsabilidad histórica en una etapa acechada por el saqueo neoliberal.

La renovación de autoridades del Partido Justicialista constituye una oportunidad insoslayable para reeditar la eterna batalla por el sentido histórico del Peronismo y su rol para ésta etapa. Es cierto que la construcción del Movimiento Nacional, el sentido del peronismo y su rol en la historia, excede de modo notable la conformación de su Partido. Pero tampoco es menos cierto que no existe proceso de liberación que se construya con la ausencia de sus símbolos. Escudo, bandera, partido y sus múltiples herramientas exigen de la dinámica de la militancia para que el peronismo esté a la altura de las circunstancias.

El peronismo sigue tan vivo y vigente en la Argentina, que no hace muchos días atrás, el propio gerente a cargo del Gobierno Nacional, Mauricio Macri -en Davos, meca del neoliberalismo- se animó a opinar respecto de la renovación de autoridades del Partido Justicialista. En su habitual balbuceo, aventuró que Sergio Massa iba a conducir el PJ en los próximos meses.

Independientemente de su incapacidad política, Macri desnuda la estrategia del régimen que llegó al gobierno para saquear la Argentina, camino que no podrán llegar a conquistar con éxito si no logran un Peronismo domesticado, blanco, de formas amables, institucionalizado y colaboracionista del ciclo de ajuste y represión con el que vienen surcando sus primeros días de mandato. Para ello, como bien sentenció irónicamente el compañero Daniel Scioli, quisieran imponer por DNU a las futuras autoridades del Partido Justicialista.

Tantas veces vaticinaron el fin del Peronismo, transitaron su ilegalización y su domesticación, que sólo testimonian la vitalidad de nuestro movimiento. Indómito, el peronismo sigue constituyendo la referencia para millones de compatriotas de los años más felices y la grandeza más sólida de nuestra  Patria. El testimonio aún vivo del General Perón y Evita; el recuerdo fresco de las conquistas alcanzadas en los gobiernos de Néstor y Cristina.

La oscura etapa que se avecina en la Argentina, exige a la militancia peronista, ser protagonista en la oposición al gobierno de Mauricio Macri, interpretar las demandas populares que habrán de nacer al calor de las políticas de ajuste llevadas adelante en estos pocos días, y ser protagonistas del conflicto social ante el avance feroz sobre los derechos conquistados a lo largo de estos doce años.

El ciclo de endeudamiento externo, de claudicación ante las demandas del FMI, de concesiones a las patronales agroexportadoras, de entrega de la economía a los grupos económicos financieros, de destrucción de aparato productivo nacional por la liberalización de importaciones, le exige al peronismo resignificar en este tiempo histórico su bandera de independencia económica.

El alejamiento del sendero de reconstrucción de la Patria Grande; las relaciones carnales promovidas con EEUU, Gran Bretaña e Israel; las concesiones a los Fondos Buitre; la entrega de resortes estratégicos en materia energética y de telecomunicaciones a empresas multinacionales; también le exigen al Peronismo resignificar su bandera de soberanía política.

El ciclo de ajuste sobre el bolsillo de trabajadores y jubilados materializado por la devaluación asumida, el tarifazo y la especulación descontrolada sobre los precios de los alimentos favorecida por la reducción del Estado; la desaparición de políticas  públicas orientadas a construir un colchón social en los más humildes; el avance sobre las cooperativas de trabajo y los despidos masivos; le exigen al Peronismo ser protagonista en la defensa de su bandera histórica de Justicia social.

En definitiva, el Peronismo tiene como misión histórica en ésta nueva etapa de la Argentina transformarse en el hecho maldito de la restauración neoliberal llevada adelante por la Alianza Cambiemos. Ha sido claro en ese sentido el compañero Capitanich cuando señaló “No queremos ser una variante del sistema político neoliberal, ni funcionales para ser la cara progresista del proyecto de Macri. Queremos ser lo que las 20 verdades dicen.”

Al mismo tiempo, asumimos la tarea de organizarnos para volver y esto implica encontrar a las compañeras y a los compañeros que ocupen lugares de dirección en el Partido Justicialista asumiendo que la conducción del Movimiento Nacional debe ejercerla la compañera Cristina Fernández de Kirchner, y que el Frente para la Victoria es la herramienta en la que el Peronismo deberá ser una pieza protagónica, para la reconstrucción de una mayoría, en clave electoral.

Para alcanzar ese objetivo, es preciso que la militancia asuma en modo aluvional la tarea de estar en la calle con una campaña masiva de afiliación al partido. Que asumamos la responsabilidad de darle cuerpo y contenido al debate acerca del sentido histórico de nuestro Movimiento. Para que la renovación de autoridades del Partido Justicialista no termine sentenciada en un acuerdo chiquito, de unos pocos  encerrados en una cabina telefónica.

Parafraseando al compañero Guillermo Moreno, el Peronismo deberá ser el fuego que espese el guiso que cocinan los neoliberales en la Argentina.

Compartir esta nota en