Oveja Negra

Lo increíble, lo inexplicable y lo inevitable


01 de abril de 2023

Oveja Negra

Mierda y cuchara servidas en la mesa de un doloroso presente. Entre las amenzas del oscurantismo que ofrecen las certezas liberales en filas opositoras y el vaciamiento ideológico del gobierno que amenaza el capital político y la legitimidad acumulada por décadas. El tiempo inevitable de un futuro en el que el peronismo demanda militancia.

Por Fernando Gómez

Hace poquísimos años atrás, incluso en tiempos de recien irrupción del Macrismo en el gobierno nacional, era impensable escuchar en la dirigencia política una reivindicación explícita y una promesa de restauración, del modelo económico que explotara por los aires el 20 de diciembre de 2001.

Esta semana Ricardo López Murphy compartió en sus redes sociales aquel discurso como flamante ministro de economía del debilitado presidente Fernando de la Rúa pronunciado en los meses previos al estallido social que puso un punto de inflexión en la implementación del neoliberalismo en la Argentina.

En aquel discurso, López Murphy anunciaba un ajuste feroz sobre las finanzas públicas, una liberalización extrema de la economía para favorecer la rentabilidad financiera privada y elevaba el tono confrontativo con cualquier actor social y político del país que reivindicara lo nacional como premisa de desarrollo y al trabajo, como genuino productor de riqueza. No duró muchos días en aquel debilitado gabinete. Cedió su lugar para que Domingo Cavallo implementara esas mismas recetas, pero con la apariencia de mayor consenso político.

Y en forma sorprendente, López Murphy reivindicaba un discurso que lo condenó a décadas de ostracismo político. Con toda evidencia, sintió que el agenda económica que hundió al país en el 2001, estaba en condiciones de ser reeditada en éste tiempo crítico de la historia. 

El tono vigoroso de la reivindicación de la dictadura o del neoliberalismo más salvaje implementado en el país, atraviesa filas liberales e inunda las propuestas políticas de Juntos por el Cambio. Han logrado construir un consenso enorme sobre premisas económicas y advertencias políticas que -de implementarse en el país- amenazan con sumir en un peligros oscurantismo los años venideros.

Lo triste, es que la tribuna desde la cual pueden hoy elevar su voz esas propuestas añejas de un pasado nefasto del país, que ofrecen un futuro de miseria planificada, fue construída peldaño a peldaño, con los escombros del proyecto político que se encargó de destrozar el Frente de Todos en el ejercicio cotidiano del gobierno.

La prepotencia de Juntos por el Cambio, tiene la dimensión del fracaso del gobierno.

La radicalidad de su discurso, tiene como responsable a la clase política que le robó la agenda económica y la transformó en política de gobierno dentro de las filas del Frente de Todos.

 

Peronismo para quebrados

Como si Perón no hubiera legado una profusa obra escrita de puño y letra, u ofrendado largos documentales con su viva voz transformada en convicicones políticas, se ha puesto de moda un libro que contiene los recuerdos de un octogenario empleado de una multinacional, que ha transitado mas tiempo en su vida como delegado de un multimillonario dueño de un gigante de las telecomunicaciones que como delegado de Perón, que pone en la boca de Perón frases que soslayan el sentido revolucionario de ese movimiento histórico cuya vigencia aún constituye la mayor pesadilla del poder económico extranjero y la oligarquía local.

Funcionarios de un lado y otro de la pretendida contienda interna de la fuerza en gobierno, subrayan el libro para encuadrar en un inaudito pragmatismo cualquier decisión que importe subordinación económica al extranjero, concesiones escandalosas al poder económico o bien consolidar una matriz injusta de la distribución de la renta nacional. Cualquier definición viene bien para contradecir a Perón.

Una suerte de menemismo tardío que algunos viven con vergüenza, otros con desverguenza, y unos tantos hacen de cuenta que no son parte del asunto, apostando a la demencia colectiva como velo en el que esconder lo inocultable.

Un breve repaso de la última semana, sirve de botón de muestra, para graficar lo antagónico que resulta este ciclo histórico con las premisas más modestas del sentido histórico del peronismo. 

Los relatos de Román

Como escribano de la subordinación económica del gobierno con Estados Unidos, Infobae envío a Román Lejtman a seguir los pasos de Alberto Fernández en la gira que terminaría con un encuentro del Presidente con Joe Biden en el Salón Oval de la Casa Blanca.

Infobae subió al avión para corroborar y narrar que Alberto Fernández llegaba a Estados Unidos con la firme decisión de construir las gestualidades necesarias para demostrar el alineamiento geopolítico de su gobierno con el redespliegue norteamericano en la región.

Hace apenas una semana, Vladimir Putin y Xi Jinping se reunieron en una cumbre en Moscú. Se despidieron reconciendo colectivamente que se están dando transformaciones en el mapa geopolítico que no sucedían hace 100 años. África, la India, Arabia Saudita, Irán, han comprendido la potencialidad de una multipolaridad para poder desarrollar sus intereses regionales, alejados de la vocación imperialista de Estados Unidos.

Atravesamos un tiempo en el que nuestra América, al sur del Río Bravo, vive un tiempo de prepotencia hegemónica de Estados Unidos, pero al mismo tiempo, una oportunidad histórica para construir uno de los polos en el nuevo mapa global, en la que la riqueza de nuestro suelo y subsuelo, y el capital de trabajo enorme de nuestros pueblos, están llamados a ser protagonistas de la historia, y no recursos al servicio de una potencia que se enfrenta a su decadencia.

Como postal imperdonable de este tiempo, en medio de éste tumulto global, el canciller Santiago Cafiero concedió el gesto de conectarse a una reunión virtual organizada por Estados Unidos para comprometerse con Ucrania en la disputa desatada por la ofensiva de la OTAN sobre Rusia.

En tiempos de postguerra, el peronismo edificó un destino de grandeza para nuestra Nación. En tiempos de pandemia y luego redefinición del mapa gepolítico global, este gobierno econtró excusas para subordinarse políticamente a los intereses norteamericanos.

Lo trágico, es lo vacante que se encuentra en el Movimiento Nacional, el despliegue de una agenda patriótica que ponga el acento en la soberanía política para planificar un destino de integración en nuestra América que forje el futuro que se merece neustra tierra. 

 

Celebrar la dependencia

Hombre fiel resultó Sergio Massa, quien promociona su proyección política, y viajó raudo a Estados Unidos para acompañar a su Presidente en la reunión que mantuvo con Alberto Fernández.

Otra agenda se mezclaba en el camino, y aprovechó el avión para reunirse con Gita Gopinath, la número dos del Fondo Monetario Internacional. Ambos celebraron el resultado positivo de la cuarta revisión del acuerdo que contrajera Mauricio Macri, ratificara éste gobierno con Martín Guzmán y profundizara Sergio Massa al frente de economía.

“El ministro Sergio Massa sigue acordando contra viento y marea con el FMI, a como dé lugar, sin contemplar el impacto en nuestro pueblo y, con ello, diseña el rol de la Argentina en la economía mundial en el presente y en el futuro, para beneficios de unos pocos, que son básicamente los que fugaron los dólares de la deuda que nunca se investigó” señala en esta edición Horacio Rovelli y explica con absoluta claridad la matriz del modelo que impone el FMI con absoluta aceptación nacional en la clase dirigente.

“Es claro que el modelo de sustitución de importaciones implicaba trabajo y poder de los trabajadores y, también fue claro que nuestra burguesía aceptó y acepta subordinarse a la economía mundial que exige una Argentina que produzca alimentos, materias primas, y energía, porque es una burguesía rentista y fugadora, incluso asociada (la más de las veces como socio menor) al capital internacional, que vive de la diferencia abismal entre el costo de producción y el precio internacional que tienen las materias primas, petróleo, gas y alimentos en el país con respecto al mundo, por contar con tierras fértiles y abundantes recursos minerales e hidrocarburos” explica Rovelli.

Mientras Massa celebra los reclamos de ajustes que llegan desde el FMI, que agravan la inocultable situación que atraviesa el Tesoro Nacional en el que se acumulan pagos por doquier, producto del descomunal recorte del gasto que llevara adelante el Ministerio de Economía. Desde otro de los rincones de la alianza gobernante, el Ministro del Interior -Wado de Pedro- no pierde oportunidad de celebrar la injerencia de los grupos económicos que operan en la cadena de suministro de Estados Unidos y Europa, como premisa para edificar un modelo económico extractivo, de bajos salarios y escasísimo valor agregado.

En medio del ruido que ocasionan los debates intestinos por aferrarse a la lapicera que defina los nombres de una lista en la que se repartan sillones a los que atornillarse si llegan las malas, la política anda perdiendo por goleada. Y mucho más aún, cualquier premisa que intente rescatar del fondo de la historia aquel programa de sustitución de importaciones, de industrialización planificada por el Estado y edificación de la infraestructura para el bienestar de la comunidad, que caracterizara y transformara en vigoroso al peronismo.

Una patada en las entrañas

Hace una semana, compartimos una nota de la agencia Pelota de Trapo, dolorosamente escrita por Claudia Rafael. Nos contaba la historia de Ian Anthony González, quien apenas rozaba el año de edad cuando dormía en una caja de tomate, mientras su mama cosechaba tomates en una finca de San Martín, en Mendoza como trabajadora golondrina.

Tenía a Ian cerca, lo protegía en la caja de tomate. Pero una mala maniobra de una Toyota Hilux, se llevó la vida de Ian. “Apenas un chasquido” decía Claudia en su nota. Y un dolor en las entrañas insoportable.

Ayer nomás, en la recova frente a la Plaza de Mayo, ahí donde se erige el Ministerio de Economía. Al pie de las oficinas vacías de funcionarios que aún celebraban en Washington el acuerdo con el FMI, una beba dejó de respirar. Dormía en la calle, en medio de sus padres. Y dejó de respirar. Abajo del Ministerio de Economía, como una postal trágica, elocuente y dolorosa, de un presente en el que la miseria no parece conmover las delirantes aspiraciones electorales de una clase política que no sólo parece vivir extraviada de la realidad, sino que evidencia haber perdido una mínima brújula moral que los apegue al sentido común.

Y en medio de todo, la inclemente estadística del Indec en su medición de la pobreza.

“Entre el 4to trimestre 2021 y el 4to trimestre 2022 más de 2 millones de personas cayeron bajo la línea de pobreza y 152 mil personas se sumaron al conjunto de indigentes. Así, la pobreza cerró el año con un aumento interanual de 4,1 puntos porcentuales (del 36,5% al 40,6%). En ese mismo período, el PBI creció 1,9 p.p., al tiempo que el empleo pasó del 43,6% al 44,6%” explica el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas sobre el reciente informe del Indec.

Los números son apenas el frío relato de a miseria en la que viven millones de compatriotas.

Un reflejo estadístico de una tragedia nacional que se explica en el trabajo de mierda que se conquista, los salarios de miseria que se pagan y el sacrificio al que están siendo sometidos la mitad de los pibes de este país, sobre el altar de la rentabilidad de un puñado de grupos económicos que capitalizan los resultados de la pandemia, de la guerra y de cuanta excusa se nutre el gobierno para justificar el descalabro al que nos sometieron.

Son postales que se ubican en las antípodas de la justicia social que le asegurara al peronismo capilaridad terrotorial, pero más aún, amor y cariño popular. No sólo habita desánimo en nuestra gente. Se entrevera con el hartazgo a que se reproduzcan agendas económicas que no resuelve problemas mínimos de la existencia cotidiana, en una Patria que produce riqueza en cada uno de los maravillosos rincones que la conforman.

Entre listas…

Y aún así, con semejante responsabilidad histórica frente a las agendas urgentes que atraviesan un proyecto político, ahí anda la dirigencia esperando que nuestro Pueblo detenga su andar para observar cómo se graban videos y se sacan fotos para una campaña electoral que amenza con fastidiar a la enorme mayoría de nuestro Pueblo.

Como si tuvieran el zapallo cagado. Como si fueran incapaces de comprender que se escurre como agua entre los dedos el enorme capital político acumulado durante los últimos 20 años en aquella resignificación del peronismo que protagonizaran Néstor y Cristina.

Atravesamos un tiempo que precisa de certezas estratégicas. No va a conquistarse soberanía en éste tiempo, por el hecho de aferrarse a la solución mágica de una candidatura. Ni se conquistará justicia social por el hecho de vivir anclado emocionalmente, como si el tiempo no hubiera transcurrido desde el 2011 hasta nuestros días.

No se va a conquistar independencia económica por repetir máximas extraídas de un paper de trabajo del Banco Mundial o alguna ONG que opera localmente al servicio del extranjero.

Hace falta romper con el FMI, repensar nuestro rol en una Patria Grande que precisa reconocerse colectivamente en un tiempo de oportunidades, y pensar con los dos pies en la comunidad un destino de prioridades sociales para diseñar una planificación económica con la producción popular como eje de generación de trabajo y dignidad.

Necesitamos pensar una programa con el Estado como protagonista, la grandeza de la Nación como objetivo estratégico y la felicidad del Pueblo como motor perseverante de nuestros anhelos.

Ahí se hace necesario depositar esfuerzos militantes. Aunque parezca zonzo, y los vivos se crean los que se aferran a las premisas un presente al que le queda por delante mucho pasado. 

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