Oveja Negra

La Patria no se rinde


05 de julio de 2018

Oveja Negra

El próximo 9 de Julio, a las 13 horas, en Belgrano y la avenida que conmemora aquella fecha, el amplio colectivo de organizaciones sociales, políticas, sindicales, de derechos humanos y los colectivos de artistas populares, nos volvemos a convocar para construir en la calle un nuevo grito colectivo.

por Fernando Gómez *

(Nota publicada en la edición impresa de la Revista Contraeditorial

 

La independencia de nuestra Patria no fue un proceso angustiante para las mujeres y hombres que por décadas ofrendaron su vida para alcanzar la emancipación de nuestra Patria Grande, tal y como pretendiera Mauricio Macri en el bicentenario del Congreso de Tucumán, Tampoco es el resultado de una formalidad expresada en un acta o de las conclusiones alcanzadas en aquél Congreso.

Nuestra independencia es un territorio de disputa, una construcción permanente de organización popular para doblegar los intereses de aquellos que, a lo largo de nuestra historia, han pretendido someter los intereses nacionales y el destino de nuestro Pueblo a las ambiciones de un dominio extranjero.

El Congreso de Tucumán de 1816 sintetizó la voluntad de una generación de hombres y mujeres que soñaban con la construcción de una nueva forma de Gobierno, que libraron batallas indispensables para alcanzar dichos objetivos, que transitaron la revolución de Mayo expresando una nueva forma de hacer Gobierno, y precedieron aquella proclama de San Martín, que en tiempos en que la Patria está en peligro, se transforma en una agenda cargada de futuro para las generaciones presentes: “Seamos libres, que lo demás no importa nada”.

Aquella declaración de independencia de “las provincias unidas en sud américa”, aquél sueño de una Patria Grande y libre de toda dominación extranjera (tal y como incorporó Medrano en la redacción final del acta) fue un territorio de conquista durante las guerras de la independencia libradas en los años subsiguientes a lo largo y ancho de nuestro continente.

La historia oficial edificada por el Mitrismo ha tenido la pretensión de sepultar el análisis indispensable de aquél 9 de Julio, el cual da cuenta de que la Independencia no nace como consecuencia de una proclama, si no, que es el resultado de un largo tiempo de construcción política, de enfrentamiento, de militancia y organización popular. Una Patria libre no se alcanza con himno y bandera, se conquista con la independencia económica que permite edificar el destino de felicidad de nuestro pueblo.

 

La celebración del 9 de Julio

El 6 de Julio de 1824, Bernardino Rivadavia dispuso que la celebración del 9 de Julio se conmemore en forma conjunta con el 25 de Mayo, tras considerar que “la repetición de estas fiestas irroga perjuicios de consideración al comercio e industria.” Recién en 1835, don Juan Manuel de Rosas restaura los festejos que evocan el Congreso de Tucumán, con motivo de la necesaria defensa de nuestra independencia política.

Desde entonces, la celebración del 9 de Julio también se ha transformado en un territorio de disputa simbólico. El año pasado, al celebrarse nuestra independencia, el Gobierno presentó como un error una bandera ubicada en el palco oficial -al que Macri jamas llegó por estar cansado- en el que se había reutilizado la bandera del 25 de Mayo colocándose un cartel para modificar el 0 de 1810 y reemplazarlo por un 6 para que finalmente luciera “1816 – 2017”. Quizás alguien, con idéntica filosofía que Rivadavia, decidió economizar en los festejos y reutilizar la bandera para ambas fechas patrias.

Mucho mas grave que el ajuste sobre la bandera del festejo, resulta ser la impronta Rivadaviana que ha asumido éste Gobierno al desatar un nuevo ciclo, brutal y veloz, de endeudamiento externo que condiciona decididamente el destino de nuestra Patria por los próximos cien años. Pero si de celebraciones se tratara, vale traer a la memoria que el empréstito contraído con Rivadavia se pudo saldar recién en 1947, bajo el gobierno del General Perón, que con motivo de dicha ocasión celebró la Independencia económica en la Casa de Tucumán.

 

Un 9 de Julio en la calle

El relato montado por las usinas de comunicación que blindan la gestión del Gobierno de Mauricio Macri, usualmente, intentan instalar la idea de que su irrupción en la historia expresa “una nueva forma de hacer política”. La propia noción de cambio, que denomina su identidad partidaria, expresa dicha pretensión. Y así andan por la vida los caraduras, con la ambición de ser reconocidos como un nuevo emergente sin historia.

En forma decidida, la enorme e histórica movilización popular del 25 de Mayo pasado ha significado un daño considerable al relato que construye la imagen de un gobierno al que se le desmorona la legitimidad cada vez que la calle se constituye como territorio de disputa. Aquella movilización popular en rechazo al acuerdo celebrado con el FMI se convocó con la certeza de que, una vez mas, la Patria está en peligro, y que nuestro pueblo sabe bien de que se trata.

El 9 de Julio es una oportunidad para construir un nuevo episodio histórico, de enorme movilización popular, que asuma la responsabilidad de traducir en agenda política, una certeza que viene atravesando las calles y rutas de nuestra Argentina y que se traduce en la consigna con la que nos convocamos, la Patria no se rinde.

El Gobierno de Mauricio Macri ha restaurado las condiciones de dependencia política y económica que atan nuestro destino al enriquecimiento escandaloso de un puñado de familias en la Argentina, de los grupos económicos que gerencian, de las multinacionales con las que cartelizan sus negocios y de las potencias extranjeras que se apropian de la riqueza producida por el trabajo de nuestro Pueblo y los recursos estratégicos de nuestra Nación.

El penoso acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que establece compromisos idénticos a los asumidos por las dictaduras de Onganía y Lanusse, significa una cadena impuesta sobre el desarrollo industrial y productivo del país. El ciclo de endeudamiento externo contraído para beneficio exclusivo de una banda de timberos que han asaltado las decisiones de política económica del Gobierno y el Banco Central, resulta una cadena de dependencia que pretende demandar sacrificios eternos a las mayorías populares para poder cancelar esos empréstitos ilegales e ilegítimos.

 

La depreciación de nuestra moneda, devaluación asimétrica mediante, resulta un método de apropiación del salario real del conjunto de trabajadoras y trabajadores. Las jubilaciones y pensiones actuales depreciadas tras la reforma jubilatoria, y la amenaza de destrozar el sistema previsional argentino para condicionar el futuro de los laburantes de éste país, es objetivo depredatorio del gobierno de las corporaciones.

El 9 de Julio, en la calle, ahí donde el Pueblo toma decisiones relevantes para el destino de nuestra Patria, es una nueva oportunidad para dejar en evidencia que no nos rendimos ante el saqueo de los poderosos. Que seguimos enderezando una agenda de resistencia al colonialismo neoliberal, que debe ser incorporada como premisa ineludible para nuestros y nuestras representantes, y el conjunto de la dirigencia política.

La calle es ese lugar donde forjamos el destino los que asumimos, con certeza, que el futuro es nuestro.

 

* Director del Colectivo Oveja Negra y Secretario Político de Descamisados.

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