LA IRRUPCIÓN DEL PUEBLO, LA ÚNICA GARANTÍA FRENTE AL COLONIALISMO
06 de junio de 2019
Columna de opinión de Jorge Rachid.
Por Jorge Rachid *
Lo tiempos de los pueblos son tiempos históricos, es decir que componen los procesos políticos, los cambios paradigmáticos, los acontecimientos vertebrales de su devenir, cuando las condiciones de lucha, permiten volver a construir un destino común, evitando la sujeción colonial.
La colonización en el siglo XXl, con los mismos objetivos que en los siglos anteriores, adquiere formas más sutiles, aunque más violentas en los contenidos. La cultura del odio, la pérdida de conciencia nacional, el borrar los sentimientos Patrios en nombre de la “modernidad y la globalización”, imponen la sumisión como lo políticamente correcto y la aceptación pasiva como destino.
Así se instala el racismo que ataca “al otro”, ignora en el mejor de los casos al desamparado, o milita su exterminio, apuntala la pobreza culpabilizando las víctimas del sistema como “vagos y mal entretenidos”, al mejor estilo del siglo XlX que originó genocidios inmensos, desde los pueblos originarios hasta las masas gauchas federales, degolladas por los dueños del conocimiento y del poder: Sarmiento y Mitre, en especial, cómplices de la colonización británica, como antes Rivadavia y Alvear.
¿Cuál es la diferencia hay entre un ejército con banda y bandera desfilando por la 9 de julio o el FMI con oficinas en el Ministerio de Economía? ¿Es más suave acaso entregar la plataforma continental argentina para su explotación, junto a las Malvinas, la Patagonia y la Antártida, que la gerenciación británica del Banco Central del siglo XlX o el contrato Roca Ruciman de entrega de nuestras exportaciones? Así resulta naturalizado que se permitan bases militares de EEUU, porque es un hecho poco importante, desde los medios de comunicación.
Cuando la dominación cultural y económica, se instala silenciosamente, aupada sobre supuestos valores de combates contra la corrupción y el narcotráfico, que son en definitiva los puntales del sistema que los propicia, el poder hegemónico que a nivel internacional, direccionado por EEUU, maneja los títeres patéticos que gobiernan los países de la región. Así la eliminación del UNASUR, el ataque a los procesos populares, la persecución a sus líderes, los ajustes de salarios y jubilaciones, el endeudamiento colonizador y la entrega de los valores Patrios, se toman con naturalidad.
Pero como la conciencia nacional que apuntala la cultura del pueblo, anida desde el fondo de la historia, por transmisión oral familiar, por contacto social, por pensamiento crítico del propio pueblo, aunque los dueños del poder no lo admitan: el pueblo tiene pensamiento propio y hace “tronar el escarmiento, cuando se ve vencido en su paciencia”, Perón.
Cuando el pueblo levanta su voz, lo hace en paz, defendiendo la democracia por la cual peleó y ofreció cientos de muertos y mucho dolor social, en especial en las dictaduras. ¿Hay diferencias entre esos procesos cívicos militares y el avasallamiento de las instituciones, las muertes, la eliminación de derechos sociales, la entrega de los recursos naturales, la destrucción de la industria, los presos políticos y las demás medidas del saqueo a la Patria, con las dictaduras?
Digo que no. No hay diferencia entre un enemigo claro y un enemigo agazapado, “vestido de rosa” que intenta perpetuar una situación colonial sobre nuestro país, como no se podría mostrar desde el siglo XX, ya que la democracia recuperada, mostró diferentes modelos de construcción, liberales o populares, pero nunca la claudicación nacional como objetivo, no es grieta, es Patria o Colonia.
Por esa razón constituir un frente de amplitud tal que preserve la Nación Argentina, permitirá discutir desde otro escenario, cuando se desaloje al enemigo imperial. Esto es lo que quiere la Embajada de EEUU y el FMI: impedir a cualquier precio el retorno del peronismo. Y ahí está el pueblo, en la calle, movilizado, en la organización y en lucha, votando, dispuesto a enfrentar esta afrenta nacional, como lo hizo históricamente, frente a un enemigo que coloca a la Patria en peligro.