LA GENDARMERÍA DEL PENSAMIENTO ÚNICO
11 de junio de 2018
"Alguna vez dijimos que no hay ciclo de ajuste que pueda cerrar sin la construcción de un pensamiento único que legitime socialmente semejante saqueo". Nota editorial de la semana
Por Oveja Negra
“Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros”. Raúl Scalabrini Ortiz.
Quizás ustedes no lo recuerden, porque aún eran muy jóvenes, pero vivíamos en un país en el que los periodistas querían, necesitaban y exigían poder preguntar. En aquel país del nunca jamás, la calidad democrática era medida en tiempo real por los empleados de las grandes empresas periodísicas, ávidos en construir interrogantes al gobierno de turno.
Aquellos notables empleados independientes de sus patrones, haciendo lugar a un nuevo capítulo magistral del sano ejercicio del periodismo, han decidido abandonar el deseo irrefrenable de preguntar, por la necesidad de justificar cualquier decisión política y económica que tome el gobierno de turno.
Quizás por ese giro copernicano en la definición moral de lo que significa el periodismo, las grandes empresas del sector, aún controladas por los mismos grupos económicos que pivotean sus negocios en ámbitos tan estrechamente vinculados como la comunicación y la timba financiera, están omitiendo la formulacion de un interrogante muy sencillo que habría de dilucidar las razones por las que el gobierno de Mauricio Macri celebra el acuerdo con el FMI, a pesar del masivo rechazo popular con el que fue recibida la noticia.
En ese país del nunca jamás, nadie se atreverá a preguntarle al Ministro de Economía y Descampados ¿por qué razón al entrar tanta plata por el acuerdo con el FMI, de todos modos, va a ser necesario llevar adelante un ajuste brutal sobre los salarios, las tarifas de servicios públicos, las jubilaciones y la obra pública? ¿A dónde va la plata, si no es a mejorar la economía de todas y todos? ¿No será cosa que la guita que entra beneficie a unos pocos y perjudique a la mayoría, no?
Asumimos que el razonamiento, por obvio que resulta, parece zonzo a simple vista. El problema es que por zonzo que parezca, o por obvio que resulte, no ocupa ni un segundo de radio o televisión, ni un línea del periódico, de los grandes medios que han concentrado el mapa de la comunicación en sus propias manos.
Alguna vez dijimos que no hay ciclo de ajuste que pueda cerrar sin la construcción de un pensamiento único que legitime socialmente semejante saqueo.
Recientemente, la Ministra de Inseguridad convocó una conferencia de prensa para atacar a un colectivo de prensa. Durante media hora exhibió un video que no pudo justificar cómo cuerno se relacionaba con la detención de dos integrantes de la Garganta Poderosa, con el baleo por parte de Prefectura de sus hogares, y por qué extraña razón eso no tenía que ver con el juicio oral que se llevaba adelante a la misma Prefectura por parte de una denuncia formulada por ese mismo colectivo de prensa.
El ataque de Patricia Bullrich no fue repudiado por ADEPA (el cártel de mercenarios que reúne a las grandes empresas periodísticas), ni por FOPEA (el Foro de lameculos que nuclea periodistas profesionales) ni mucho menos por la SIP (el gendarme internacional del pensamiento único y los monopolios de la comunicación).
Ninguno de ellos ha entendido que el ataque de Patricia Bullrich a un colectivo de comunicación popular constituye un ataque a la libertad de prensa. Justo ellos, que son de comunicado fácil para denunciar ataques cuando a algún sencillo se le ocurre decirles que son una banda de cínicos, hipócritas, lameculos o, simplemente, mentirosos.
Son las cosas que habrá que recordar cuando la taba de la historia se de vuelta. No sea cosa, que cuando el gobierno de Mauricio Macri se caiga a pedazos y sea recordado por la infamia de sus consecuencias. Justo para ese momento, en el que Clarín ya le habrá soltado la mano y nos habrá impuesto un candidato como Massa o algún otro que en nombre de su propia versión del peronismo, venga a proponernos un ibuprofeno para alivianar las consecuencias del infierno neoliberal.
No sea cosa que justo en ese momento, los monopolios de la comunicación y sus empleados disfrazados de periodistas, se intenten esconder detrás de la frazada de la libertad de expresión cuando los vayan a buscar por haber sembrado odio contra los gobiernos populares. Por haber ocultado con desinformación sobre las consecuencias nefastas de las decisiones económicas que los benefician a ellos, a expensa del padecimiento de la mayoría, o por haber justificado cada una de las políticas que conducen inexorablemente a un destino de miseria planificada.
La comunicación popular en tiempos de neoliberalismo, implica no sólo reconocer la contradicción principal con la ética impuesta por el pensamiento único; implica también zanjar una contradicción profunda con la estética que nos pretenden imponer los profetas del odio. El exhibicionismo recaudador de pauta, el vedettismo individualista, la superficialidad de análisis, jamás fueron aliados de la organización popular.
Quizás por eso, seguimos siendo la Oveja Negra del rebaño blanco.