Oveja Negra

[DOSSIER] LAS MUCHACHAS PERONISTAS (I)


19 de octubre de 2020

Oveja Negra

Dossier Nº 3: un recorrido por diferentes aspectos contado por compañeras que protagonizaron y protagonizan la construcción de uno de los movimientos de masas más grande de Sudamérica? EL PERONISMO.

LAS MUCHACHAS PERONISTAS

 

El peronismo irrumpe en la escena política a partir de una pueblada obrera el 17 de octubre de 1945 y días previos. A la misma convergen mujeres y hombres de abajo, de a pie, que venían protagonizando diferentes procesos de lucha por ampliar derechos y vivir mejor. El 17 de octubre, las trabajadoras y los trabajadores logran definir la contienda entre las fuerzas conservadoras de la reacción y aquellas que bregaban por una Argentina de posguerra bajo nuevos parámetros de producción económica, distribución del ingreso y ejercicio pleno de derechos democráticos. A partir de entonces, las formas de hacer política cambiaron para siempre.

El presente dossier intenta ser un recorrido por diferentes aspectos contado por compañeras que protagonizaron y protagonizan la construcción de uno de los movimientos de masas más grande de Sudamérica… EL PERONISMO.

En ésta primera parte, Ana Luz Balor, concejala de Tres de Febrero e integrante de Descamisadxs, junto con Gloria Canteloro. 

En la segunda parte de éste dossier, Cristina Bárbaro Muro, Carina "la Tana" Albertini y Carolina Padelcq

 

“CON LA PATRIA AL HOMBRO”

Ana Luz Balor es una de las compañeras que fundó la Corriente Peronista Descamisados hace ya más de diez años. Hoy es concejala en el distrito bonaerense de 3 de Febrero y parte del equipo de conducción de una organización que pelea por la Liberación Nacional levantando las banderas de Evita y Perón.

ON. ¿Cuándo y dónde comenzaste tu militancia política?

Tuve mi primera incursión militante por los años ´96 y ´97 en el colegio secundario. Pero realmente con continuidad y una verdadera constancia fue a partir del año 2000 en un centro cultural, la misma era una militancia social, cultural, más que política. El salto a lo político lo hice un año después casi en diciembre de 2001.

Era una militancia más social, abocada a los talleres que se daban en aquel centro cultural y con el comedor que se llevaba adelante tratando de paliar la gravísima situación por la que se atravesaba. Eran tiempos difíciles que terminan en el estallido, en la pueblada, de 19 y 20 de diciembre de 2001.

ON: Se cumplen 75 años de la pueblada obrera del 17 octubre. ¿Qué significa la Lealtad para vos?

La lealtad tiene varios aspectos. En primer lugar, es lealtad a las convicciones, a estar siempre del lado del pueblo trabajador, del Movimiento, a las banderas del peronismo. Es fundamental al militar políticamente que una nunca se olvide de sus raíces, de donde viene y por sobre todas las cosas que primero está la Patria, después el Movimiento y por último las mujeres y los hombres.

Por otro lado, la lealtad es uno de los valores más significativos que tiene nuestro Movimiento y que tiene que ver con una relación que una va forjando con las compañeras y los compañeros en la militancia diaria. Esta relación de compañerismo es una opción de vida, un compromiso, ser leal es una decisión. Sabemos que, dentro del Movimiento, en la política en general, no todos se mueven con las mismas convicciones o con iguales códigos y lealtades. Pero sabemos que la lealtad es fundamental para construir vínculos sanos, más humanos y los necesarios para encarar un proyecto colectivo que uno sabe que va a durar para toda la vida. Sabemos que muchas veces avanzamos en la historia en pos del pueblo y otras tantas retrocedemos, en una lucha constante en la cual si uno no tiene fortaleza y lealtad con las compañeras y compañeros de militancia diaria es muy difícil llevar a cabo la tarea.

Los enemigos son muy poderosos, constantemente buscan maneras de oprimir al pueblo trabajador. Sin lealtad y compañerismo no se puede hacerles frente. El peronismo nación en una clara conjunción de todos aquellos sectores sociales que querían sacarse de encima la bota oligárquica y las cadenas anglosajonas, por eso fue una revolución. Tenemos que ser leales a eso, a liberar la Patria y a que el pueblo sea feliz.

ON. ¿Qué hay de aquel peronismo originario en la actualidad?

Creo que queda mucho y lo más importante. La historia de lucha, de movilizaciones, la forma de organización de nuestro pueblo y la capacidad de reponerse a los peores embates resurgiendo para seguir proyectando un país para todas y todos. Se sigue peleando por un país como lo soñamos.

Eso es lo que más pervive. La capacidad de movilizarse y de seguir expresando aquello que aún está por realizarse que es la verdadera independencia de todo tipo de opresión y desigualdad, externa e interna. El peronismo todavía tiene la tarea pendiente de concretar una revolución que la violencia oligárquica y la presión imperialista se encargaron de frenar violentamente. Encarcelaron, fusilaron y desaparecieron a miles y miles de compañeras y compañeros por el único pecado de amar. Y de amar profundamente al pueblo como era, como es, y no como “debiera ser”. Ese peronismo originario, medio desaliñado, a veces contradictorio, siempre se filtra, como que siempre irrumpe y pone patas para arriba todo lo injusto.

Tal vez sea por eso que las y los que nos sentimos peronistas amamos profundamente a nuestro pueblo y a sus líderes históricos que son Evita y Perón. No solo por todo lo que nos dieron, sino porque nos mostraron de todo lo que podemos hacer y que nos corresponde.

ON. ¿Qué significa Néstor Kirchner para vos?

Néstor es sin duda uno de los grandes líderes del Movimiento Peronista, eso es indiscutido. Para mi significa muchísimo porque vino a hacer realidad aquello que nuestra generación escuchaba de nuestros padres, abuelos y que leíamos o veíamos en las películas. Néstor venía a concretar todo aquello que habíamos aprendido que era el peronismo y que nos habían trasmitido las generaciones de militantes anteriores.

Su presidencia, como luego la de Cristina, hizo realidad las tres banderas del justicialismo. Y fundamentalmente una cosa muy significativa, que yo creo que representa la figura de Néstor, es el de ser el ícono de una nueva generación de militantes. Una generación que va por un proyecto colectivo y que no ve a la política como un mero instrumento o como una salida laboral individualista. Nuestro sueño es colectivo y vamos a llevar a cabo la justicia social, la igualdad y la equidad en nuestro pueblo.

Néstor es una de las referencias políticas más importantes en términos contemporáneos para mí.

ON. ¿Cuál es la relación que se establece entre tu banca de concejala y la militancia de base? ¿Hay diferencia en militar esos espacios?

Como decía, soy parte de una generación que ve a la política como un proyecto político, como un proyecto de vida y que está fuertemente anclada en lo territorial y no sentada detrás de un escritorio. Desde la llegada de Cristina muchos compañeros y compañeras de mi generación accedimos a cargos institucionales para hacer escuchar nuestras voces y experiencias, para llevar adelante los intereses del pueblo y no los particulares.

Uno no deja de militar como siempre lo hace, pero la forma es distinta porque cuando uno lo hace en las bases está rodeado de pares que hacen y piensan de manera similar. En cambio, cuando uno ocupa un espacio institucional se encuentra con muchísimas personas que piensan muy distinto, que militan muy distinto o que directamente ni militan. No solo hablo de otros espacios políticos, sino que al interior del de uno a veces hay diferencias y hay que aceptar que hay otras maneras de intervenir en la realidad o hacer política.

Son espacios distintos, pero uno nunca debe olvidarse que en la militancia de base están los primeros compañeros y compañeras que uno representa más allá que luego una es elegida por el voto de los vecinos. Por supuesto, en la banca una no puede olvidarse que es la voz de los compañeros y compañeras que lo han llevado a ese lugar.

ON. ¿Se puede construir poder popular desde la institucionalidad?

Sí, pero no es fácil porque las fuerzas de la reacción y el conservadurismo son muy fuertes. Son fuerzas que permanente se organizan en contra de lo popular. Pero si uno tiene la convicción y la voluntad se puede hacer. Fundamentalmente tiene que ver con la pregunta anterior, si una no se convierte en un político de escritorio, si no es un mero cargo institucional y está permanentemente militando en el territorio vas a poder construir poder popular.

Si hay unida y vuelta entre lo institucional y las voces de los compañeros, los vecinos, del lugar donde uno vive y representa, está construyendo poder popular empoderándolos. Acercando la institucionalidad al pueblo para hacer demandas, construir soluciones y sobre todo hacer escuchar las voces de los que suelen no ser escuchados. A través de la organización popular podemos conseguir grandes logros. Colectivamente la lucha es más fácil que en soledad.

ON. ¿Cuál es la estrategia de Descamisados en el ámbito municipal teniendo en cuenta que el gobierno local está en manos de Cambiemos?

Descamisados en 3 de Febrero, como hace ya muchísimos años, militamos junto a otras organizaciones del campo nacional y popular, con aquellas que alguna vez conformaron Unidos y Organizados o Unidad Ciudadana, y que en verdad ya veníamos de antes militando a la par. Fuimos creciendo en unidad y trabajo al calor de los gobiernos de Néstor y Cristina, por supuesto también con otras agrupaciones que vienen del Partido Justicialista y las agrupaciones que componen el Frente de Todos.

Estamos permanente organizándonos, en forma colectiva, para recuperar el distrito para un gobierno nacional, popular, democrático. El año pasado llevamos como candidato a Juan Debandi, que hoy sigue siendo el conductor de nuestro espacio y a quien vamos a llevar a la intendencia del distrito el próximo 2023. Nuestra estrategia primaria es esa, construir en el territorio colectivamente para ganar el distrito con un proyecto de transformación que les devuelva la alegría a nuestros vecinos. En fin, peronismo, ¿no?

Sin sueños colectivos no hay cambio social posible porque la Patria es una comunidad que lucha por ser feliz. Tiene que ver con la consigna que pintamos las descamisadas, los descamisados, que además es un compromiso de vida y parte de nuestra coherencia de andar “Con la Patria al hombro”.

 

“SOY PERONISTA, MONTONERA Y KIRCHNERISTA”.

Gloria Canteloro es una peronista de Ley, una resistente de toda la vida. Hoy nos abre las puertas de su memoria y nos canta la posta para que tomemos el bastón de mariscala y seguir en la lucha por felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación.

ON. ¿Dónde naciste?

En Rosario, en el Barrio de Arroyito.

ON. ¿Cuándo te detuvieron por primera vez?

Fue en el mes de noviembre del año 1975, durante el 5° año de la escuela secundaria. Cursaba en el turno noche del Superior de Comercio.

ON. ¿Tus viejos eran peronistas?

Sí, mi mamá era Peronista, era delegada de fábrica. Mi abuelo, el padre de ella, estuvo en la resistencia peronista. Él era ferroviario, era un viejo combativo.

Mi papá también era peronista.

ON. ¿Cuándo empezaste a militar?

A fines del ’74, en la U.E.S.

 ON. ¿Había muchos/as compañeros/as que militaban con vos?

En el turno noche éramos 5 o 6 compañeros/as. No éramos muchos/as. Cuando yo estaba presa en Devoto, me enteré que había otros/as compañeros/as de la escuela que eran militantes UES (Unión de Estudiantes Secundarios) y responsables de la escuela, ellos/as tampoco sabían de mi militancia.

ON. ¿Cómo era la dinámica de la militancia en esos tiempos?

Nos veíamos todos los días porque íbamos a la escuela. Sábados y domingos eran los controles, es decir, que nos veíamos de lunes a domingos. Durante la semana en la escuela y luego en distintas esquinas, distintos lugares.

Dentro de la escuela, como los centros de estudiantes estaban prohibidos, tirábamos volantes en el baño, se pegaban carteles en horario de clase, se pedía el medio boleto poniendo carteles en las calles.

ON. ¿En esos momentos la UES tenía alguna relación orgánica con el peronismo?

 En realidad, con lo que era el partido estructural, el PJ no. Nosotros/as teníamos una relación orgánica con Montoneros. Éramos un frente de masas político. Adheríamos a su proyecto y a la metodología, que era la lucha armada, sabíamos que en algún momento podíamos dar el salto cualitativo en la organización y asumir la lucha armada real.

ON- ¿Vos crees que hoy estás viva porque caíste antes del golpe?

Y, eso no puedo decirlo, la verdad que no. Puede ser que si hubiera caído en el ‘76 estaría desaparecida, como también puede ser que hubiera sobrevivido, porque yo era una compañera de base. Discutía algunas cosas, pero me gustaba mucho más escuchar a los/as compañeros/as y así aprendía.

ON. ¿Qué recordás de las instancias de formación política?

Se discutía mucho sobre nuestros derechos como estudiantes, muy intrínsecamente con los derechos de los/as trabajadores, eso era lo fundamental. Discutíamos algo de lo que era el materialismo histórico, el materialismo dialéctico, pero no teníamos un nivel intelectual como para sacar un documento, porque éramos chicos/as. Yo entendía todo eso porque pertenezco a la clase obrera, mis padres, mi abuelo, toda mi familia, de ambas partes son de la clase obrera, entonces no necesitaban explicarme mucho lo que son los derechos.

ON. ¿Cuánto tiempo estuviste en Devoto?

Estuve 10 días en la Alcaldía de Mujeres de Rosario y 3 años en la Cárcel de Devoto. Estuve bajo el Poder Ejecutivo Nacional. Salí el 9 de noviembre, el mismo día que entré a Devoto y desde el mismo pabellón a donde había entrado 3 años atrás.

ON. ¿Cómo fueron los años de cárcel en esa época?

Fueron muy duros y difíciles, porque no teníamos posibilidades de entrar paquetes con comida. Ya cuando llegué no había posibilidad de hacerlo, solamente elementos de limpieza, tocador y ropa. Después empezaron a endurecer todo, incluso antes del golpe. No se podía cantar, no se podía hacer recreación. No teníamos posibilidad de hacer nada. Inventábamos, por ejemplo con los hilos de las toallas bordábamos y hacíamos macramé, también había compañeras expertas en tallar huesos porque teníamos gillettes, era extraño, hacíamos manualidades.

ON. ¿La Organización siguió dentro de la cárcel?

Fundamentalmente éramos orgánicas. Se llegaban a acuerdos entre las distintas organizaciones. Las conducciones discutían las políticas en cuanto al penal. Montoneros funcionaba por un lado; el PRT por el otro. Había cosas que eran muy difíciles de compaginar porque veníamos de ideas muy diferentes sobre la identidad de nuestro pueblo. El objetivo era el mismo, llegar al socialismo fortaleciendo al peronismo. El PRT planteaba hacer la revolución directamente.

ON. ¿Qué hiciste hasta la reapertura democrática?

Cuando salí fui a Madrid donde ya estaba mi hermana, yo caí con mi hermana. Ella salió en julio del ‘77. A fines del ‘78 trataba de empezar a trabajar en algo, vendí bijouterie, hice limpieza en un bar, atendí un restaurante. También conocí al padre de mi hija, que era un compañero que había estado preso. Cuando se da la convocatoria a la primera maniobra de contraofensiva fuimos con Manuel, mi compañero, al local y escuché. Allí estaban Carlitos Perdía y Oscar Bidegain entre otros/as; se habló mucho del porqué de la vuelta. Era necesario empujar a la dictadura para que empiece a retroceder, porque el campo popular ya entendía que se venía el proyecto de Martínez de Hoz, había muchas huelgas, muchos sabotajes.  Se discutió mucho la cuestión de la seguridad.

Manuel se enganchó rápidamente. Yo había ido cuatro días a un pueblo, lo esperaba allá y no llegó. Cuando llegué a Madrid ya no estaba más, fue muy duro para mí. Después lo pensé, si era porque estaba Manuel, o si era porque yo me sentía parte de ese proyecto, si todo lo que yo había dicho y pensado en mi militancia anterior y durante la cana quedaba solamente en palabras. Mis viejos, mi abuelo y la sociedad, siempre decían “la palabra tiene más valor que el papel”. Si yo había dicho “PATRIA O MUERTE” era PATRIA O MUERTE.

Esas cosas pesaban mucho en mí, había mandatos familiares, mandatos revolucionarios, mandatos políticos muy fuertes. Así que me integré a los grupos de contraofensiva, fui una de las últimas en esa tanda. Estuve muy poquitos días en un pueblito de Madrid, que no se cuál es, y después aterricé en el Líbano, donde estaba Manuel. Estuve dos meses ahí y luego entramos en forma clandestina al país. Estuvimos en Buenos Aires hasta noviembre del ‘79, ahí formé parte de las tropas especiales de infantería, otros/as compañeros/as eran de las tropas especiales de agitación. Lo que yo no sabía era que muchos/as compañeros/as estaban encargados de reagrupar lo sindical, de tener contactos con políticos, y hacer denuncias ante la comisión interamericana, como fue el caso de Adriana Lesgart. Todo estaba muy compartimentado.

Cuando volvimos a Madrid hicimos una evaluación de cómo había ido la primera maniobra y se pensaba en una segunda en el ochenta. Se sacó como conclusión que no nos había ido tan mal porque si bien hubo muchas caídas, no fueron tantas como las que pudieron haber sido. También se habían establecido muchos contactos con políticos y sindicalistas, de eso estaba encargado Gonzalo Chávez. En cuanto a las intervenciones de la televisión, fueron muy exitosas en muchos casos. Aparentemente para la dictadura y para gran parte de la sociedad, Montoneros había dejado de existir, algunas acciones daban pruebas de que todavía seguíamos vivos/as.

En febrero del ‘80 viajo a México con un grupo de compañeros/as y ahí me entero que estaba embarazada, entonces planteé volverme a Madrid, donde estaba Manuel, que por algunas diferencias se había abierto de la organización. Los/as compañeros/as lo entendieron perfectamente bien y volví desligada de la orga. Ahí me ofrecieron cuidar a unos/as hijos/as de compañeros/as junto con mi mamá, que también había estado presa y después se exilió. En ese tiempo nos ofrecieron ir a vivir a la casa del Movimiento Peronista Montonero y hacernos cargo de ella. Hasta ese momento, a esa casa sólo iban los cuadros o los miembros de la conducción nacional. Después quedó abierta para el exilio. Con mi mamá nos fuimos a vivir ahí, en noviembre del ‘80 nace Amanda y ahí nos quedamos hasta que pudimos volver en agosto del ‘84 a Argentina. En Madrid ya no quedaba nadie y yo era la cara visible de la organización.

ON. ¿Dónde hicieron la preparación militar de la Contraofensiva?

Yo la hice en el Líbano y hubo grupos que la hicieron en Siria.

En la Segunda Contraofensiva, que fue en el ‘80 con la mayor cantidad de compañeros/as caídos/as, los milicos ya estaban más preparados, sabían que estábamos volviendo en el ‘79 y los servicios también lo sabían. Tenían más experiencia de cómo habíamos entrado y también hubo mucha ayuda de la CIA y el MOSAD.

Una autocrítica que se hizo la Organización fue no dimensionar hasta dónde llegaban los tentáculos la dictadura. Sabíamos un montón de cosas, pero hasta el día de hoy, muchos/as no alcanzamos a vislumbrar la dimensión real.

ON. ¿Cómo fue la estadía en el Líbano?

Recuerdo un día cualquiera, levantarnos a las 7 de la mañana a tomar el mate cocido de parados/as con un pan árabe y salir a hacer instrucción a la playa. Íbamos por la mañana, volvíamos al mediodía, comíamos y teníamos dos horas de distracción. Luego volvíamos a la playa hasta cuando empezaba a bajar el sol y retornábamos a la casa. Solían haber muchos bombardeos porque había un campamento de la OLP cercano.

ON. ¿Cómo fue el regreso al país?

Volví a mi casa, donde estaba mi papá viviendo sólo. Una casa que me resultó fría, porque ya no estaba mi hermana, que había regresado y vivía en Corrientes; tampoco estaban los/as compañeros/as. Esa casa había sido un lugar de reunión de la UES, de la JP, de grupos de estudio de la facultad, amigos/as, siempre había gente. Cuando volví ya no venía más nadie, no había más nada. Algunos/as vecinos/as cuando me veían me decían “qué suerte que volviste, pero olvidate, hacé de cuenta que no pasó”; yo decía “¿cómo que no pasó?” Algunos/as me saludaban de lejos, era el ‘84, ya empezaba la teoría de los dos demonios.

Tenía que conseguir trabajo, ubicar a mi hija en alguna guardería y pensar si seguía militando o no porque me tenía que establecer, y de la única manera que podía militar era estableciéndome y poder entender la realidad que estaba viviendo, que era totalmente distinta a la que yo había dejado.

En el ‘84 ya había empezado públicamente la denuncia por parte de los organismos de derechos humanos, fue como un destape en ese sentido, y no era lo que a mí me interesaba. No es que no me interesaba por desinterés en los compañeros/as. Yo consideré durante muchos años y aún ahora con algunos matices, que no estuve en un centro clandestino. Hay cosas que yo diferencio total y absolutamente de los/as compañeros/as que sobrevivieron a los centros clandestinos, entonces ¿hacer denuncia de qué?, ¿de haber estado presa cuando hubo compañeros/as que estuvieron en centros clandestinos mucho tiempo? Ponerme a la altura, desde mi mirada, es apropiarme de una historia que no me pertenece.

Conseguir trabajo fue muy difícil, por no tener el título secundario y tener antecedentes. Tuve que volver a ser costurera, un oficio que empecé a trabajar a los 14 años para tener mi moneda en el bolsillo, pero no fue un oficio que a mí me gustara, nunca me gustó ser costurera.

Luego tuve mi segunda hija, tenía dos bocas para alimentar, vivía con mi mamá. Mi mamá, como madre era una mujer muy autoritaria, muy absorbente y miedosa. No fue fácil.

ON. ¿Qué pensás de Alfonsín?

Era la llegada de la democracia, pero no le tenía la mayor Fe, él era radical y para mí con eso alcanzaba y sobraba.

ON: ¿Y de Menem?

En principio pensé que era un tipo que podía representar los intereses del pueblo. Lo voté creyendo que iba a hacer algo y que iba a ser muy combatido por eso, hasta pensé que podía haber otro golpe, pero no igual al del ‘76. En el segundo gobierno del Menem no había nadie dentro del peronismo que me represente y fuera menos.

ON. ¿De La Rúa?

Significó la continuación del neoliberalismo absolutamente porque hizo campaña “en contra de” y no “a favor de”, eso nunca me convenció. Yo lo voté a Duhalde.

ON. ¿Nértor?

A Néstor no lo conocía, pero ante la alternativa de Néstor y “el patilludo”, no me quedaba ninguna duda.

Con Menem, literalmente me cagué de hambre, hubo muchos días que tuve un plato de comida para cada hija y yo tomé mate amargo, ¡muchos días! Eso no se lo voy a perdonar en la vida. Así que, lo voté a Néstor.

Cuando bajó los cuadros, ahí fue para todo el pueblo en general, peronista y no peronista también, un impacto muy fuerte, de una valentía muy grande. Cambió la Corte Suprema de Justicia como corresponde y eso también fue muy importante, porque todas las Cortes convalidaron todos los golpes de estado, desde el ‘30 en adelante. A los meses, le veía otra mirada a la gente, ya no caminaban mirando el piso, caminaban mirando de frente, era una sensación de esperanza. Néstor vino a traer, desde los ‘70, un montón de valores y de políticas. Esta política desde un Estado a nivel nacional y para el Pueblo, para mí fue realmente decir: no hicimos la revolución, pero muchas cosas quedaron, no se perdió todo lo que creímos que se había perdido. Cuando él bajó los cuadros y habló en la ESMA y pidiendo perdón en nombre del Estado, para mí fue tan grande...

En el 2004 comencé a formar parte del Colectivo de ex presos políticos y sobrevivientes, desde donde realizamos muchas charlas y, en una de ellas, una compañera dijo: con la teoría de los dos demonios muchos/as de los que habíamos militado y estado presos/as no habíamos podido decir quiénes éramos  y  eso era una negación a parte de nuestra identidad, porque la identidad también tiene que ver con lo político. Eso me cerró lo que me había estado pasando durante tanto tiempo, desde agosto del ‘84 hasta el 2004, 20 años. Me paré en el medio de la sala Lavarden y dije:  ahora y en este momento yo puedo decir que soy PERONISTA Y MONTONERA. Me sentí totalmente entera y completa. A partir de ahí, cuando me preguntan mi identidad yo digo: soy PERONISTA, MONTONERA Y KIRCHNERISTA.

ON. ¿De Cristina qué pensás?

La Yegua Cristina. Para mí es una mujer fuera de serie, una estadista, una mujer con un coraje que ningún hombre lo tuvo, salvo Néstor, pero ella por ser mujer lo tuvo más. Se la está bancando, se aguanta tantas embestidas de la derecha, tantos insultos y tantas cosas armadas... la quieren meter presa como sea. Sus dos gobiernos me parecieron fantásticos.

ON. Muchas gracias Gloria por tantos años de militancia.

No sé si tantos años, lo que a mí me queda es la satisfacción de que mis hijas tienen sensibilidad social y empatía con los/as más débiles y vulnerables. Son buenas personas y muy solidarias. Creo que hice un buen trabajo, y para mí no es poco.

 

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