[DOSSIER] EL ODIO GORILA
16 de septiembre de 2020
Segundo dossier, de la tercera generación de Oveja Negra. El odio gorila, la grieta en la historia, sentimiento intacto en la identidad política de las minorías.
DOSSIER Nº 2, tercera generación...
EL ODIO GORILA… LA GRIETA EN LA HISTORIA
Desde el mismo momento en que el conquistador español arribó a nuestro continente se fue conformando una identidad mestiza. Proceso violento, culturalmente traumático, pero que amalgamó los sustratos europeos y africanos con el de los pueblos originarios en un mismo proceso histórico. Raúl Scalabrini Ortíz señalaba que la resultante de este proceso de mestizaje fue la conformación de un “ser multígeno”, no solo por su origen cual crisol de culturas, sino, y, sobre todo, porque en América Latina aun luego de más de 500 años está todo por lograrse. Somos la tierra donde los anhelos de buena parte de la humanidad aún pueden realizarse, pues Europa y sus hijos trasplantados en América del Norte ya no tienen nada que ofrecer a la especie humana más que hambre, guerras y opresión.
A la par de la conformación de nuestro “ser multígeno”, del propio seno de nuestra Patria Grande surgirán minorías oligárquicas que preferirán conformarse como el sector dominante al interior de cada una de las nuevas repúblicas que marchar en unidad con el resto de Sudamérica. De este modo, al proyecto de unidad levantado por San Martín y Bolivar, se le opone el las “patrias chicas” llevado adelante por dichas oligarquías nativas.
Este es el verdadero inicio de la grieta y la conformación de dos bandos en pugna a lo largo de nuestra historia. De un lado estaremos aquellos que vislumbramos una unidad de destino común en la cual la rica diversidad continental pueda desarrollarse en paz y de forma autónoma. Mientras que del otro se encontrarán aquellos que en pos de mantener sus privilegios se sector heredados de situaciones coloniales no dudarán en aliarse con los intereses imperialistas y recurrir a la violencia para perpetrarse en el poder. O, si se quiere expresarlo más claramente: estas minorías oligárquicas son quienes garantizan el poder imperialista en nuestra propia patria.
El “Genoma Oligarca”, el “ADN-Gorila” en la Argentina se construirá como expresión del odio a todo aquello de matriz nacional, federal y popular. La triada Rivadavia-Sarmiento-Mitre, posiblemente sea la que mejor expresa ese odio inicial a nuestro pueblo.
Rivadavia se opuso a prestar auxilio al ejército libertador de San Martín al mismo tiempo que estrechaba las manos con la Baring Brothers generando el primer eslabón de deuda externa. Sarmiento no dudo en aliarse a británicos y franceses contra Rosas aconsejando a su vez no economizar sangre de gauchos para abonar la tierra que sería apropiada para el modelo agroexportador. Y Mitre fue el arquitecto de la doctrina liberal ocultadora de nuestra historia y que perdura en buena parte hasta el presente.
Queremos señalar especialmente el año 1852 como una instancia superior del odio que la oligarquía venia amasando contra los sectores populares. Antes de ese año, uno podría indicar que las contradicciones sociales eran productos de la naturalización del viejo sistema de castas heredados de la colonia o que los métodos violentos eran producto de las guerras civiles, sin embargo, luego de la Batalla de Caseros y la consiguiente derrota del orden popular rosista se empieza a implementar por parte de los vencedores un modelo social específicamente pensado para restringir el derecho de las masas y consolidar los privilegios de las minorías. Y no en función de considerar a los sectores populares como opositores políticos, sino, justamente, por su propia condición de sector social, el cual es visto como inferior y por ende a ser subordinado. O como expresara más de cien años después, ante otro suceso similar, el gorila Arturo Rial: “Sepan ustedes que la revolución libertadora se hizo para que en este país el hijo del barrendero muera barrendero” …
Las primeras tres décadas del siglo XX van a ser escenario de luchas en pos del mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo del movimiento obrero y los sectores populares. La Huelga de Inquilinos (1907), la Semana Trágica (1919), la Patagonia Rebelde (1920, 1921), La Forestal (1921, 1922) y las Huelga de los Conventillos (1936), son momentos de inflexión que dividen aguas entre los sectores dominantes y el pueblo trabajador. Todos esos hitos de organización y lucha popular fueron reprimidos violentamente. Detenciones arbitrarias, torturas, fusilamientos, ejecuciones sumarias, violaciones de mujeres, cárcel, deportación y exilio, fueron la continuidad ya con pleno Estado Nacional moderno asentado de la guerra de policía de Mitre y Sarmiento. Si ayer el pueblo era acusado de barbarie federal, esta vez lo era de abonar a un complot judío y bolchevique.
De igual manera, una década después, el “subsuelo de la patria” que volvía a luchar por su destino tras Perón como caudillo era tildado de chusma y aluvión zoológico. Para las patronales exportadoras y el capital extranjero el peronismo significaba el peligro de una revolución social; mientras que para el liberalismo sovietista, paradójicamente, significaba una tiranía pro-nazi.
La consigna “Viva el Cáncer” condensó todo el odio que el gorilaje sentía sobre Eva Duarte por su origen humilde y porque se atrevió a romper con el mandato machista que recluía a la mujer al ámbito de lo privado bajo la tutela del varón. Fue así que fue tildada de “trepadora”, “puta”, “guacha” e “hija natural”, “la Perona”, pero reivindicada amorosamente por sus descamisados y grasitas simplemente como Evita.
El odio gorila no pararía hasta bombardear Plaza de Mayo; derrocar al gobierno constitucional de Juan Perón y obligarlo al exilio por 18 años; de fusilar obreros en los basurales de José León Suarez; de secuestrar el cadáver de Evita, de desaparecer a Felipe Vallese, y de reprimir militarmente cuanta protesta obrera hubo, como antesala de todo lo que perfeccionaría en formas de tortura y exterminio a partir del golpe del 24 de marzo 1976 llevándose 30.000 vidas y robándole la identidad a cientos de bebes.
Ya en democracia ese mismo odio gorila se manifestó en el desprecio por la vida suscitado en los más de 7.000 casos denunciados por gatillo fácil (de los cuales la mayoría son jóvenes y trabajadores); en la revictimización constante de las víctimas de femicidio y en la estigmatización del movimiento obrero o en el bastardeo constante que desde los grandes medios de comunicación se realiza sobre las luchas sociales.
Pero el cúmulo del odio gorila fue expresado en el lock out que las patronales agropecuarias realizaron contra el gobierno democrático de Cristina Fernández en 2008. Es a partir de ese momento que la derecha en nuestro país se reconfigura por primera vez en democracia y sale a disputar el espacio de lo público. Cristina no solo fue ataca por peronista o por su carisma en la conducción de un proceso histórico que volvía a tener a los trabajadores como eje fundamental de las políticas públicas, sino que quiso golpeársela como en el pasado lo fue Evita, en su identidad de mujer. “Yegua”, “puta”, “chorra” y “montonera” son las formas contemporáneas de grafitear “viva el cáncer”. Ese mismo odio tiene eco hoy en las desquiciadas marchas anticuarentena contra el gobierno de Alberto Fernández o en los piquetes enfierrados que la policía bonaerense realizó contra el gobernador Axel Kicillof.
Si escapabas a los moldes occidentales y cristianos eras ateo, puto o tortillera. Si eras cristiano, pero reclamabas justicia social, eras un infiltrado comunista. Si tomaste las armas contra la dictadura eras parte de la subversión marxista. Si fuiste a Malvinas como patriota volvías como un pobre pibe de la guerra. Si escuchabas rock y tenías pelo largo eras drogadicto y desviado. Si de laburante con derechos eras despedido te convertías en piquetero violento. Si sos morocho y usas gorra con visera sos tiro al blanco del gatillo fácil. Si vivís en una villa sos un usurpador. Si usas mini falda seguro que deseas ser violada. Si militas políticamente sos un ñoqui del gobierno… la cultura del odio construida por el gorilaje oligarca sigue presente en nuestra sociedad y opera en nuestras vidas.
Quisimos pensar este Dossier sobre el “odio gorila” desde una perspectiva de reflexión histórica. Partir desde el pasado para llegar a nuestro presente viendo las principales manifestaciones de odio contra el pueblo, no como un mero acto de voyerismo, sino como enseñanza sobre el enemigo al cual enfrentamos y las tareas militantes que la hora nos demanda.
Cooke nos diría que el presente envuelve al pasado y encierra también al porvenir. Para nosotros, como para Cooke, el presente es peronismo porque es a la vez proceso histórico y orientación de nuestra lucha por el Socialismo Nacional. Esta relación histórica entre pasado y presente solo es entendible desde la práctica militante orientada a la concreción de un único objeto: la Liberación de la Patria. A fin de cuentas, solo se puede aprender de la historia si uno tiene la mirada puesta en el camino hacia el futuro. Comprender fenómenos populares como el rosismo, el irigoyenismo, el peronismo y el kirchnerismo nos permite enriquecer nuestra práctica política, que resulta siempre castigada, aborrecida y criticada por los sectores gorilas. Y nos permite demostrar que, ante cada proceso histórico de entrega y negación de derechos, nuestro pueblo pudo construir los procesos de resistencias necesarios para derrotarlos.
En síntesis, somos hijas, hijos, nietas y nietos del peronismo, ese movimiento que es ruptura, y antítesis de esa Argentina liberal que diagramaron los vencedores de caseros, el mitrismo, la oligarquía de 1880, la fusiladora del 55 y los antiperonistas grupos económicos multinacionales de la actualidad. El peronismo es revolucionario porque ataca el entramado complejo de intereses oligárquico imperialista y niega el rancio dogmas liberal impuesto a la Patria por la generación de los vencedores en Caseros.
El peronismo tiene raíces en nuestra historia morena al mismo tiempo que porta semilla de futuro. Por eso:
“Venimos a combatir por el país alegremente.
Nada grande se puede hacer con tristeza”
(Arturo Jauretche)
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HISTORIETA
CUANDO EL ODIO CAYÓ DEL CIELO
Por Irene Alfonso
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PEQUEÑA ANTOLOGIA DEL ODIO GORILA
“No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país”; carta dirigida a Mitre por Domingo Faustino Sarmiento, 1861.
“Lo que yo nunca le voy a perdonar a Perón es que durante su gobierno y luego también, el negrito que venía a pelear por su salario se atrevía a mirarnos a los ojos. ¡Ya no pedía! ¡Discutía!”. Robustiano Patrón Costas.
“López Rega es uno de esos luchadores que recogen, por lo general, la ingratitud del sistema al que protegen”. Mariano Grondona, 1974.
“El desaparecido en tanto esté como tal es una incógnita. Si el hombre apareciera tendrá un tratamiento 'x' y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tendría un tratamiento 'z'. Pero mientras sea un desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido…” Jorge Rafaél Videla, 1979.
“La gente en la calle dice a ver si los derrumban, la gente en la calle dice los quiero matar”. Elisa Carrio al referirse sobre el kirchnerismo, 2013.
“Es feo lo que voy a decir. Es lo que dice la gente, la calle… es que el cadáver no estaba en el cajón. El cajón no era lo suficiente largo, extenso como para que cupiera el cuerpo del presidente. Es verdad”. Mirta Legrand ante la muerte de Néstor Kirchner, 2007.
“Yo sé que a mucha gente por ahí esto no le gusta… En el campo hay que juntar a todos los empleados en las estancias, subirlos a la camioneta y decirles claramente a quién hay que votar” Alfredo De Angeli, 2009.
“Los desaparecidos son alrededor de 6.380 y en la Argentina hubo una guerra… La responsable de esa guerra fue María Estela Martínez de Perón”, 2018.
“La asignación universal por hijo se va en droga y juego”. Ernesto Sanz, 2010.
“Cristina y Alberto son la típica pareja peronista, la fanática y el cínico”. Fernando Iglesias, 2020.
"Los desaparecidos son alrededor de 6.380 y en la Argentina hubo una guerra… La responsable de esa guerra fue María Estela Martínez de Perón”. Alfredo Olmedo.