Oveja Negra

DE PIONEROS EN AMÉRICA LATINA A LA DESACTIVACIÓN DEL PLAN NUCLEAR ARGENTINO


24 de septiembre de 2019

Oveja Negra

La estrategia del Desarrollo Nuclear Argentino

Por Ariel Miño*

La investigación nuclear en Argentina nace cuando el gobierno de Juan D. Perón crea la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en 1950, con el objetivo de promover el estudio, desarrollo y aplicaciones en todos los aspectos vinculados a la utilización pacífica de la energía nuclear. A su vez, el desarrollo nuclear estuvo sustentando en una corriente de pensamiento conocida como pensamiento latinoamericano en ciencia, tecnología y desarrollo que destacó la necesidad de que los Estados generaran, a partir de políticas activas de financiamiento e infraestructura, una fuerte estructura científica y tecnológica que responda a intereses y objetivos propios de los países de la región, como forma de superar el subdesarrollo[1]. En este marco favorable se fue conformando el complejo industrial nuclear, con el establecimiento de instituciones científicas y tecnológicas, como los centros atómicos Bariloche (1955), Constituyentes (1958) y Ezeiza (1967), y la creación de carreras universitarias e institutos afines para formar especialistas en el área. Se comenzó con la extracción, refinación, purificación y conversión del uranio; se inició el proceso de producción de radioisótopos para distintas aplicaciones, y se alentó la creación de empresas de alta tecnología, con el propósito principal de concurrir al desarrollo de procesos y de producción de bienes y servicios de interés para el cumplimiento del plan nuclear de la CNEA, además de ayudar a transformar el esquema productivo argentino[2]. En 1968, el Poder Ejecutivo impulsó la construcción de la primera central nuclear de Argentina y de América Latina, Atucha I, destinada a abastecer de electricidad a los polos productivos del gran Buenos Aires en un contexto de gran crecimiento industrial que tornaba insuficientes las fuentes tradicionales de energía. En 1973 y 1980 se anunció la construcción de otras dos centrales nucleares, Embalse, en la provincia de Córdoba y Atucha II en la provincia de Buenos Aires.

Modelos Neoliberales (Ajuste en el Desarrollo Tecnológico Nacional)

A partir del Golpe Cívico Militar del ‘76 y con la consolidación del modelo neoliberal la década de los ‘90, la implementación de políticas de ajuste fiscal, sometieron a la industria nuclear a recortes presupuestarios que provocaron el envejecimiento de su equipamiento, la minimización de gastos operativos, y la pérdida de personal científico y técnico. La gestión del Gobierno de la Alianza Cambiemos en su discurso indicaría algún tipo de señal favorable para el sector, junto con la continuidad de los contratos firmados con el gigante asiático por la construcción de la cuarta y quinta centrales; a lo largo de estos cuatro años una serie de hechos parecerían demostrar que el plan nuclear se está quedando sin energía: En cuanto a la construcción de las nuevas centrales nucleares, el Gobierno Nacional dio marcha y contramarcha con la gestión de los proyectos. Un ejemplo de ello, fue en marzo de 2016 cuando se anunció que “no se avanzará en la obra de Atucha III y se defendió de los futuros despidos en las centrales de Zárate”.

El ajuste del gobierno tuvo impactos desde la devaluación inicial que significó un recorte del presupuesto del sector medido en dólares. Si bien en 2017 se percibe un repunte de las erogaciones respecto de 2016, la reducción se concreta a lo largo de toda la serie y particularmente a partir de 2018. En el cuadro 1 y el gráfico 1 puede observarse que el presupuesto destinado a CNEA medido en dólares se redujo de US$ 363 millones en 2015 a US$ 161 millones cuatro años después. Esto representa una caída del 57% del presupuesto destinado a la comisión medido en USD. Por último, puede observarse la pérdida de relevancia presupuestaria del sector nuclear. El presupuesto destinado a CNEA en 2019 representa sólo el 0,16% del Presupuesto General de Gastos cuando en 2015 representaba el 0,24%. Esto implica que en los últimos cuatro años se redujo a un tercio la participación del presupuesto de la CNEA en el gasto total del Estado.

Cuadro 1. Presupuesto CNEA. (Pesos y Dólares).

Moneda

2015

2016

2017

2018

2019

Presupuesto CNEA

$3.367.270

$4.273.500

$4.969.910

$5.275.120

$6.608.220

TC Promedio

9,27

14,78

16,57

28,09

41,04

Presupuesto CNEA USD

US$ 363.286,91

US$ 289.152,47

US$ 299,997,60

US$ 187.768,79

US$ 161.019,00

Total Presupuesto de Gastos

$ 1.431.662.130

$ 2.131.113.260

$ 2.564.004.560

$ 3.298.938.060

$ 4.212.624.180

Presupuesto CNEA/Total

0,24%

0,20%

0,19%

0,16%

0,16%

Presupuesto de Gastos

Fuente: Elaboración propia en base a Oficina Nacional de Presupuesto.

 

 

grafico

El sector nuclear, ¿una apuesta estratégica para el Desarrollo Energético?

La llegada a la presidencia de Argentina de Néstor Kirchner, en 2003, favoreció el renacimiento de la industria nuclear. El rol privilegiado que adquirió la ciencia y la tecnología como soporte necesario de la nueva estrategia de desarrollo que buscaba la reindustrialización del país, junto a la necesidad de diversificar la matriz energética ante un contexto de escasez en 2004, propiciaron que la industria nuclear volviera a adquirir una importancia estratégica [3]. En 2006, el gobierno nacional presentó el Plan de Reactivación de la Actividad Nuclear Argentina con la finalidad de generar energía eléctrica y aplicar la energía nuclear en la salud pública y en la industria. Entre los aspectos más importantes se destacaban la decisión de finalizar Atucha II [4] la extensión de la vida útil de las centrales Embalse y Atucha I, la continuidad del proyecto carem [5], la construcción de dos nuevas centrales de potencia y la reactivación de la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu, abandonada en la década de 1990 por exigencias externas.

Argentina ha sostenido un importante desarrollo de la actividad nuclear con fines exclusivamente pacíficos, posicionándose como líder global en el área de no proliferación y en un actor importante en el mercado internacional de tecnología y materiales nucleares. Este desarrollo ha tenido características singulares. En principio, el sector recibió el apoyo y la protección de actores sociales clave del país con capacidad de influir sobre las políticas estatales, lo que le posibilitó una continuidad de más de sesenta años a pesar de los cataclismos económicos y políticos de la historia nacional. En segundo lugar, se sustentó en una sólida institucionalidad, ya que la CNEA demostró capacidad y prestigio para sostener las políticas de desarrollo nuclear y afrontar las presiones externas. Por otra parte, el efecto derrame sobre otras áreas de la industria nacional junto al prestigio internacional que el país adquirió gracias a esta actividad, provocaron que la sociedad argentina valore al sector atómico como un componente estratégico para el desarrollo nacional. Por último, hubo años donde la ciencia, tecnología y el desarrollo energético era política de Estado Nacional;  existió una búsqueda casi permanente de autonomía necesaria para defender los intereses nacionales, tornando relevante la imperiosa acción en la búsqueda de caminos propios teniendo en cuenta desarrollo científico-tecnológico para independizarse de la hegemonía de los EEUU en la materia.


[1] Herrera (1973) y Sábato & Botana (1968).

[2] Algunos ejemplos son: el Servicio de Asistencia Técnica a la Industria (sati), en 1961; la Empresa Provincial de la Energía de Córdoba (EPEC), en 1967; la Empresa de Investigaciones Aplicadas, en 1976; la Empresa Nuclear Mendoza S. E. y la Empresa Nuclear Argentina de Centrales Eléctricas S. A. (enace, S. A.), en 1980; la Empresa Combustibles Nucleares Argentinos, S. A. (conuar, S. A.) en 1981; dioxitek, S. A; la empresa Alta Tecnología Sociedad del Estado (altec, S. E.), en 1985; la Fábrica de Aleaciones Especiales, S. A. (faesa) y la Empresa Córdoba Alta Tecnología, S. E. (coratec,) en 1986; la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería, S.E. (ensi, S.E.) para la operación de la Planta Industrial de Agua Pesada de Arroyito en 1989, Nucleoeléctrica Argentina, S. A., en 1994.

[3]Declaración de la CELAC sobre Desarme Nuclear, 20/8/2013.

[4]La construcción de la tercera central nuclear, que comenzara en 1981, fue suspendida entre 1994 y 2006 por restricciones presupuestarias. El proceso de Puesta en Marcha de la rebautizada Central Nuclear Néstor Kirchner, se inició en septiembre de 2011 y comenzó a funcionar a mediados de 2014.

 

[5] El Proyecto CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares) le permitirá al país posicionarse a la vanguardia del mercado de centrales de baja potencia, con uranio levemente enriquecido como combustible y características relativamente sencillas en cuanto a su construcción y operación, ideales para cubrir una amplia gama de necesidades propias de los países en vías de desarrollo. El concepto CAREM nació en la década de 1980, y luego de un período de ciertas dificultades, fue declarado “de interés nacional” por el Poder Ejecutivo en 2006. En 2014 comenzó la construcción de la Central Nuclear CAREM-25, con lo que la Argentina tendrá en operación el primer reactor de potencia íntegramente diseñado y construido en el país. Recuperado de www.cnea.gov.ar


*Dr. Ariel Miño. Docente e Investigador Unaj/Fundación Generación del Sur.

 

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