MACRI DESTRUYE EL PLAN NUCLEAR ARGENTINO
24 de abril de 2019
El gobierno de Mauricio Macri avanza hacia otro capítulo de la destrucción del Plan Nuclear Argentino. Esta vez en Arroyito, donde funciona la Planta Industrial de Agua Pesada, insumo fundamental para el desarrollo de la actividad nuclear.
Por Yesica Falcone y Diego Gerosi. *
En Arroyito, provincia del Neuquén, se encuentra la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP). Es administrada por la Sociedad del Estado “Empresa Neuquina de Servicios Industriales” (ENSI), que a su vez está integrada por el Estado Provincial en un 51% y por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en un 49%. Produce agua pesada, un insumo indispensable para el funcionamiento de los reactores que emplean uranio natural como combustible, pues es el refrigerante necesario de estos. Este tipo de reactores son, justamente, los que posee nuestro país en sus tres centrales nucleares (Embalse, Atucha I y Atucha II). Cuenta con dos líneas de producción con capacidad para generar hasta 200 toneladas por año, siendo la de mayor productividad en el mundo.
Hasta Mayo de 2017, momento en que se frenó su producción con la excusa de una parada técnica de las que habitualmente se realizaban en épocas invernales por la no disponibilidad de gas para uso industrial, se venía produciendo con una de sus dos líneas unos 10 kgs/hora de agua pesada. Desde aquel entonces no se reactivó la producción a pesar de que a mediados de 2016 el subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, había presentado a las autoridades de la empresa y a sus trabajadores un plan productivo a 18 años. Empezaron a escasear los fondos de ENSI cuando Nucleoeléctrica Argentina dejó de comprar agua pesada. A partir de ese momento comenzó la larga agonía para la planta y su personal.
Los trabajadores hoy enfrentan además de la inestabilidad laboral que se traduce en cobro de sueldos a destiempo y la posibilidad de quedarse sin empleo, la lucha para intentar salvar a la PIAP y el Plan Nuclear Argentino, un plan a largo plazo donde se proyectaban para nuestro país seis Centrales Nucleares para la producción de energía eléctrica. El Plan Nuclear Argentino era parte del Plan de Energía Nacional, que garantizaba que nuestro país sea protagonista de su propio desarrollo tecnológico, lo que significaría a mediano y largo plazo nada más y nada menos que soberanía energética.
Como señalan Federico Bernal y Julio De Vido en su libro “Néstor y Cristina Kirchner. Planificación y Federalismo en acción.”, el sector nuclear argentino tiene casi siete décadas, desde que allá por el año 1950 el Presidente Juan Domingo Perón creó la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Desde los inicios del sector el Estado Nacional fue el encargado de llevar adelante actividades de investigación, desarrollo y aplicación de tecnología en el campo de los usos pacíficos de energía nuclear, teniendo la actividad marcado carácter federal con instalaciones en todo el país dedicadas a las diversas áreas necesarias para el desarrollo de la misma.
Si bien el sector sufrió un deterioro y la posterior paralización en las décadas del 80 y 90, los resultados obtenidos desde el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino en 2006, de la mano del Presidente Néstor Kirchner, permitieron recuperar capacidades a la vez que se estimularon nuevas iniciativas con el fin de consolidar la actividad nuclear.
Entre los resultados más relevantes de la reactivación del Plan Nuclear Argentino desde sus inicios hasta 2015, los autores mencionan: la terminación y puesta en marcha de Atucha II, la ractivación del Proyecto CAREM-25, la reactivación de la Planta Industrial de Agua Pesada, la reactivación de la industria metalúrgica nuclear, los proyectos de enriquecimiento de uranio, la construcción de centros de medicina nuclear y la formación de 5.220 técnicos y profesionales en la actividad nuclear.
Es importante resaltar para comprender la actual situación de la PIAP que dentro de este plan se estipulaba la construcción de tres centrales nucleares, que se sumarían a las ya existentes, y que se concretarían a través de acuerdos con la República Popular China. La cuarta central nuclear “Atucha III” sería del tipo CANDU, con reactores que funcionan con uranio enriquecido y agua pesada. A su vez se acordó la instalación de la quinta y sexta central, pero estas del tipo PWR, o sea centrales con reactores que funcionan con uranio enriquecido y agua liviana, diseñados por empresas públicas chinas.
En contraposición con las políticas en la materia hasta el año 2015, las tratativas hoy avanzan con China para la construcción de la cuarta planta nuclear, pero ya en otra dirección. La central a la que muchos medios se refieren como “Atucha III”, es en realidad la quinta central que se había proyectado inicialmente, omitiéndose la cuarta y avanzando directamente en la construcción de una Central Nuclear que requiere uranio enriquecido y agua liviana. Cancelar aquel proyecto que originariamente era “Atucha III” descarta una mayor demanda de agua pesada, así como también el presente de los trabajadores de la PIAP y el futuro energético de la Argentina.
Desde marzo del 2018 los trabajadores empezaron a cobrar salarios fuera de término y se les anunció que no tendrían recomposición salarial debido a la crisis en la que estaba la empresa y la falta de envíos de fondos del Gobierno Nacional. Los recortes llegaron al servicio de comedor (terciarizado) que dejó en la calle a veintidós trabajadores, algunos con quince años de antigüedad. En ese momento se ven obligados a visibilizar su situación laboral y la de la planta con cortes en la Ruta Nacional 237.
Desde ENSI en aquel entonces la propuesta fue que se tomaran licencia con goce de sueldo hasta tanto se resuelva la situación de la planta. Pero los trabajadores decidieron permanecer en sus puestos, realizando desde allí día a día acciones para salvar no solo su trabajo, sino todo lo que la PIAP significa para el Estado Argentino, nuestra soberanía y la subsistencia de las economías locales de ciudades aledañas.
Como medida también se gestionaron adhesiones en los municipios cercanos, logrando que los Concejos Deliberantes de Cutral Co, Plaza Huincul, Senillosa y Plottier se pronuncien en un comunicado dirigido a los gobiernos nacional y provincial, pidiendo una solución, ya que quienes trabajan en la planta habitan estas ciudades y el cierre de la misma sería de un grave impacto económico y social.
Ante esta situación el Gobernador de Neuquén, Omar Gutierrez, emitió el Decreto 842/18 que declara de interés provincial y dispone la reactivación de la PIAP. Establece que, como consecuencia de la inexistencia de demanda nacional e internacional de agua pesada, el único horizonte posible es la producción de un inventario de reserva para las centrales que operan actualmente, pero que además resulta necesario promover un proyecto que contemple la producción de fertilizantes nitrogenados. Estudios de factibilidad realizados indican que es técnicamente posible la producción simultánea de agua pesada y estos fertilizantes dado que los procesos tienen en común la utilización de amoniaco. (1) Independientemente de las intenciones, la realidad es que en el presupuesto provincial de 2019 no se destinan los fondos necesarios. De hecho el Ministro de Energía de la Provincia del Neuquén, Alejandro Monteiro, sostuvo en un medio local que el proyecto en este momento es inviable, ya que requiere de una inversión de más de 600 millones de dólares con los que la provincia no cuenta. En contrapartida propuso ampliar las prestaciones a petroleras por parte de ENSI para solucionar la situación laboral de la mayor cantidad posible de trabajadores de la PIAP, en conjunto con la habilitación de un plan de retiros voluntarios. (2) El Gobierno Nacional, por supuesto, brilla por su ausencia.
Lo cierto es que a más de dos años de frenada la producción y un año de conflicto por cobro de salarios fuera de término, los trabajadores aún no cuentan con una propuesta que se ajuste a sus expectativas tanto en lo que respecta a su continuidad laboral como en su reclamo para visibilizar la grave crisis en que las políticas neoliberales están hundiendo a todo el sector energético, y que incluye pésimas negociaciones internacionales, falta de planificación y no contemplación de la importancia de la soberanía energética en las escasas obras que se realizan.
* Yesica es militante e integrante del Colectivo Oveja Negra y Diego es trabajador de la PIAP.