VOLVER: UN GOLPE EN EL CORAZÓN DE LA BESTIA
17 de julio de 2017
En pocos días Temer y Macri volverán a estrechar sus manos en la cumbre de un Mercosur que vuelve a enfocar su horizonte, en la consolidación de los negocios de un puñado de grupos económicos que operan en la región. Un nuevo encuentro regional que insulta el destino de nuestra América forjado por sus emancipadores, y alzado como bandera en un tiempo reciente por Néstor, por Cristina, por Dilma y por Lula.
Duele nuestra Patria Grande en este tiempo oscuro sembrado por las potencias extranjeras en semillas de humillación para las mayorías populares. Duele el neoliberalismo profundizando la miseria en las entrañas de nuestra tierra. Duele la persecución montada sobre aquellos que sintetizan los sueños de los que menos tienen, de los que pretenden restaurar un tiempo de esperanza en la región.
Retumba aquella reflexión de Lula que sintetiza este tiempo "Nunca pensé que poner un plato de comida en la mesa de un pobre generaría tanto odio de una elite que se harta de tirar comida a la basura todos los días”.
En Brasil, como en Argentina, la democracia está en emergencia.
En Brasil, como en Argentina, la democracia está en emergencia. La corporación judicial, sintetizada en aquella foto entre Lorenzeti, Bonadío y el juez Sergio Moro que acaba de condenar a Lula, opera como brazo indispensable para la persecución política. La estigmatización está en manos de los grupos económicos de la comunicación, como O Globo y Clarín. Un accionar de pinzas que construye una posverdad que insulta la inteligencia, que conmueve la razón hasta el paroxismo, y que opera como una pistola en la cabeza de las democracias en nuestro continente.
Desde hace tiempo venimos sosteniendo que el gobierno de Mauricio Macri transita una espiral veloz hacia su propia ilegalidad. Por momentos expresan sus ideas, que aparecen como exabruptos que luego se constatan con su accionar. Por momentos avanzan en forma decidida hasta llevar al límite la institucionalidad, que antes de ser gobierno abrazaban como elixir sagrado de su idea republicana. Y siempre, pero siempre, accionan en la concreción de los intereses de una minoría privilegiada, en forma tan grotesca, que conmovería los cimientos básicos de cualquier institucionalidad democrática.
Sucede que han llegado al gobierno con el único objetivo de imponer un modelo económico de recetas tan viejas que atrasan cien años, sostenido sobre la convicción de imponer un régimen de explotación laboral pre peronista, pre Yrigoyenista. Incluso, y si pudieran, colonial.
La derecha en el continente y el gobierno de Macri como expresión burda de ella, atrasan en su matriz democrática unos quince años. Nunca han llegado a aceptar el concepto de Estado en disputa que inauguraron Lula en Brasil y Néstor en Argentina, para citar apenas dos de los procesos de nuestra región.
Son pre kirchneristas en su matriz democrática. Atrasan en la concepción de un Estado que sólo sirve para disciplinar a los que no acepten la voluntad de una minoría, conciben la voluntad popular como una masa uniforme capaz de ser engañada y estafada hasta su explosión en crisis, y de nuevo volver a empezar.
Néstor Kirchner irrumpió en la vida democrática en aquel 2003 para abrir una disputa por el control del poder del Estado. En incorporar a lo público a quienes la democracia de los poderosos consideraba espectadores, a quienes el poder económico condenaba a morir en la pobreza. Inauguró un tiempo de convivencia conflictiva en el Estado entre una tecnocracia heredada de la debilitada institucionalidad moderna y la irrupción de aquellos que soñaban con ser protagonistas de la historia.
El gobierno de Mauricio Macri atrasa por donde lo mires, el único futuro que nos puede ofrecer, es el de la miseria planificada.
En Pepsico lo hemos observado con absoluta claridad. Una multinacional decide achicar sus costos operativos para maximizar su ganancia. No hay crisis empresaria, no hay deterioro en el ingreso de sus gerentes ni disminución en el giro de remesas al extranjero. Lo único que hay es un gobierno que ha iniciado un clima de época que le permite disciplinar salarios, reducir su planta, explotar trabajadores e importar productos hasta ayer producidos acá, no sólo con absoluta impunidad, sino con la garantía de poner el aparato represivo del Estado a su absoluta disposición.
Las imágenes de represión de las últimas semanas, amenazan con transformarse en una postal cotidiana en esta tierra.
Como postal de la restauración colonial, la yuta que acababa de cagar a palos a trabajadores que cobran idéntico salarios que ellos, compensaba su esfuerzo con algunos productos que fábrica la multinacional. Sólo falta que le paguen con vouchers de “La Anónima” para comprar carcaza de pollo, o le den vales para canjear medicamentos en Farmacity y reemplazar paulatinamente su salario.
Las imágenes de represión de las últimas semanas, amenazan con transformarse en una postal cotidiana en esta tierra. La bestia, apenas comenzó a mostrar los dientes. Reventar las urnas en octubre, es bajarle los dientes de una trompada. Volver, es un golpe en el corazón de la bestia. En eso andamos.
Colectivo de Medios Oveja Negra