Oveja Negra

POSTALES DE UNA ENSEÑANZA DOLOROSA


21 de diciembre de 2016

Oveja Negra

Un asfalto tapizado en piedras y sangre de compatriotas, bajo el abrazador fuego de un infierno neoliberal que pensábamos sepultado aquel 20 de diciembre de 2001, reaparece en la memoria como nítidas postales del destino miserable que el gobierno de Mauricio Macri nos ofrece luego de una década y media.

Hace quince años un pueblo herido en su dignidad, enfermo de desocupación y miseria, que velaba sesenta pibes por día que se morían por causas evitables; millones y millones de sueños rotos en las barriadas populares; comedores escolares, comunitarios y abarrotados de hambre; barrios maltrechos, surcados por la droga, la violencia y la desintegración social; el individualismo como cultura y la política como síntoma de frustración, hacían explotar por los aires un país condenado a la muerte por el neoliberalismo.

Pero claro, la historia no son postales ni relatos testimoniales de una batalla. Son procesos dolorosos cargados de enseñanzas.

Aquel “que se vayan todos” que nacía como grito del hastío popular, se había forjado por una profunda crisis de representación política, que operó durante años como legitimante de una democracia que la constante traición al voto popular, había puesto en su crisis más honda.

La esperanza del retorno a la democracia en el 83, había sido enterrada por la entrega del modelo económico a manos de los poderosos que llevado adelante el gobierno de Alfonsín. La traición del menemismo, que llegó prometiendo revolución productiva y salariazo, y terminó profundizando el ciclo del neoliberalismo instaurado a sangre y fuego por la dictadura, operó como un palo en la rueda en la reconstrucción del peronismo como opción de poder para la construcción de una agenda popular.

La fortaleza de aquel modelo la constituía la desintegración orgánica del Movimiento Nacional, la destrucción de la política como herramienta de transformación de la realidad y el disciplinamiento represivo sobre la organización popular.

La Alianza que tuvo como síntesis a De La Rua, llegó al gobierno como emergente de la antipolítica, tapizó los ministerios con representantes de los principales grupos económicos del sector financiero, y gobernó desde los despachos de la banca privada, hasta escaparse en helicóptero tras el fracaso represivo con el que se intentó apagar el conflicto social.

La fortaleza de aquel modelo que representaba la agenda económica de las potencias extranjeras y la timba financiera, no la expresaba el gobierno de turno que le tocaba representar sus intereses. La fortaleza la constituía la desintegración orgánica del Movimiento Nacional, la destrucción de la política como herramienta de transformación de la realidad y el disciplinamiento represivo sobre la organización popular.

Quince años han pasado, y paradoja forjada en la desmemoria, aquel modelo económico que condenó al pueblo argentino a la exclusión social, política, económica y cultural, se restauró en manos de los mismos personajes que aquel 20 de diciembre se escondían detrás de la debilidad de un gobierno que se escapaba por la más infame ventana de la historia.

En apenas un año, aquellos que forjaron el blindaje y el megacanje como política de endeudamiento externo obsceno de las finanzas argentinas, regresaron para llevar adelante un nuevo ciclo que condena  los destinos de nuestra economía a las ruinas del desarrollo productivo e industrial.

La desocupación y el disciplinamiento de las condiciones de laburo reales, regresaron como prenda de buena intención para convocar a las inversiones externas sedientas de apropiarse nuevamente de nuestros recursos estratégicos.

La historia no se repite, ni como tragedia ni como farsa. La historia, tan solo, está anclada en la memoria de un pueblo para transformarse en enseñanza, que cuanto más rápido se aprende, en mejores condiciones nos encuentra para revertir su curso.

Militancia, compromiso, unidad y organización popular. Resistir para vencer y organizarnos para volver.

La fortaleza del gobierno de Mauricio Macri la constituye, en parte, la histórica unidad de las clases dominantes detrás de una representación política anclada en el gobierno por convalidación electoral. Sin embargo, a medida que la legitimidad democrática de ese gobierno se desvanece, la fortaleza de la agenda del saqueo y el ajuste, la constituye la dispersión del Movimiento Nacional.

Ahí entonces la historia nos marca la tarea principal de este tiempo. El esfuerzo militante para consolidar mayores niveles de organización popular, la movilización como herramienta para enfrentar el ajuste, la iniciativa política para reconstruir el sentido de mayorías de un proyecto popular, que gobernó la Argentina por doce años y llegó de la mano de Néstor Kirchner, para reconstruir los destinos de nuestra nación desde las cenizas del infierno neoliberal, constituyen las tareas principales para una etapa que nos demanda sacrificio e inteligencia.

Militancia, compromiso, unidad y organización popular. Resistir para vencer y organizarnos para volver. Porque la historia también nos dejó un testimonio indeleble. El pueblo en la calle decide su historia, siempre.


                                                      Colectivo de Medios Oveja Negra

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