Oveja Negra

POEMAS DESCAMISADOS


10 de octubre de 2020

Oveja Negra

Por Osvaldo “El Turco” Borraro.

 

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EN LA VILLA DEL OESTE

 

La música que se estrella por entre las chapas buscando recovecos para filtrarse.

Quiere emborracharse y no hay un centavo en el buche de los bolsillos,

que descosidos gritan miseria.

El olor y el barro renegrido ensucian dedos, botamangas y patas de perro.

La noche se adueña del pasillo, Silvia con sus zapatos blancos en mano salta como venado la florecida zanja, duendes le hacen luto de calas .

El pequeño Pedro en los brazos de su abu saluda, la luna se la tragara hasta la madrugada, pan caliente será de mañana.

El pasillo habla en idioma de escruche, codigo non santo, bolsa ,caño,tira .

Tres pendejos engrasan jeta con mortadela y el tinto con coca pasea en la abollada jarra rompiendo cabezas.

Un tapialito de chapa, donde reza “hombres trabajando” no pude tapar el aroma que invadiendo el lugar suelta la olla tres patas que haciendo equilibrio sobre las brazas trata de no caer, donde el negro hollín sabe a pescado frito, modorra y temprana noche.

Como piedraza sobre chapa ladra la jauría ,el Cuncho llega ,alegría pa.Nidia, la cirujeada por la peatonal fue difícil pero el resultado esta a la vista.

El carro hasta el artasgo,alegria de pobre,comida en mesa,vestidito para Julia que con ,un buen lavado y zurcido lo puede todo.

Esquivando charcos de canilla abierta y saludando gatos ,el viejo Tato disimula su pedo,,

cau vuela un chámame en cortado silbido.

El sábado ya se fue y su bisagra juega a la mancha con el trasnochado domingo.

El cielo no perdona, la pobreza y la lluvia tampoco,lloran gotas sobre cacerola ,ojos inquietos ,cortinas deshilachadas, panza gorda de pan, plástico quemado, Tosh que duele.

El teatro tiene escenografía y sus personajes se dibujan sobre una mesa de nerolite renga de patas.

Siete bocas,olla de sopa,pan ,mucho pan,sobran risas,cosquillas y el vino falta.

El Pepe adormecido quiebra codos en la esquina de la mesa sucia empujando de tanto en tanto el roído mantel , no hay moscas ellas no viven de noche.

Un treinta y dos ruje,chifla entre cartón y silencio la madre selva endulza.

La villa duerme,justo tres minutos antes que Ramírez deje de abrasar a la petiza de cinco que trata de no caer de sus rodillas , las arañas verdes le comeran los dedos.

La música que se estrella, hora a hora se eterniza la luz en el farol de la esquina,no hay paciencia

En la villa, la yuta rompe el encanto culatazos se lo llevan al Juan, ña Lorenza corre en enaguas, grita con desespero –déjalo hijo e puta.

La congoja rosa lo apacible, pero no decepciona.

El sol del domingo despierta,hoy también saldrá en la villa del oeste.

 

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CRISTO OBRERO

 

Esta mañana no es la de siempre,

hay un instante en la ciudad que permanece inmune,

hay un milagro de generaciones idénticas,

hay humo negro entre transeúntes ,

hay miedo, sueño , gritos,

hay desprecio por lo ajeno,

hay poesía rebelde,

hay pancarta sin ortografía.

Tiembla la calle,

hay antecedentes,

hay un teatro agresivo,inquieto, urticante,

hay tensión delirante,

hay desgarradora crudeza en los alucinados que repudian.

Pero el esta ahí,

grito a grito con su pantalón engrasado y roigo,

con su descuidada barba y su pelo al rocío, pero el esta ahí,

con sus años que no parecen ser lo que demuestra su rostro.

No se ve corona,

no hay cadalso,

no se ven los clavos,,

pero firme esta en el piquete,

no se levanta una cruz,

se descruxifica el hombre en el golgota de cemento.

Se grita ,

se empuja,

golpean los azules,

el firme esta en el piquete.

La madrugada se descubre,

y por debajo de la tabla la claridad muestra su cara,

no hay mueca de dolor,

no hay rencor solo dulzura de párpados entreabiertos.

Hay una mano,

un pedazo de pan mojado,

una botella de vino rota,

una olla tumbada.

Desparramados,

hay desperdicios,casquillos,piedras.

Mirando al cielo y con la espalda contra el cemento mojado,

hay un pecho descamisado con una flor roja en su centro,

hay una plegaria nueva en la forzada mañana.

 

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PARA LOS CAÍDOS

 

Lengua con intención de daga,

deshilachada pasión de sufrir poesía.

Silencio,

lejano río de sangre enredado en el dolor de una y mil batallas.

Pecho tibio,

inquieta tierra fértil a la espera de un zarpazo.

Hojas arremolinadas,

secas crujientes,

fuego fatal ,

inquietante espera.

Rezo escondido ,

apretujada mueca en el costado de la cara.

Sordo grito de impaciencia ,

humillada delgadez esquelética.

Cabello negro escondiendo canas que negándose reviven pasado.

Banderas que sin viento flamean ,

epítetos injuriosos,

llagas en el alma.

Soldado sin batallas ,

victorias negadas,

adversario ultimado a gritos.

Olor a pleito ,

trunca razón de quien no tiene ni miseria.

Carne tierna sobre el asador de la dialéctica,

escusa pagana de querer ser algo que no se es.

Retorno pactado,

cerrar y abrir de ojos ,

todo olvido.

Humo ,

silencio,

aullido tirano, charcos de lagrimas pisoteados.

Ultimado con el pecho abierto manejo el recuerdo,

visión fantasmal del futuro,

quijote gordo y apuesto.

Sudor de pueblo sobre la calle,

fuego ahogado,

botella rota, desnuda piedra.

Mañana joven ,

olvidada noche de hoguera y susurro,

lagaña trasnochada ,

mal gusto en la boca.

Todos de pie ahora, con cada minuto comienza la batalla final.

Pecho tibio,

inquieta tierra fértil a la espera de un zarpazo

 

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