La paranormal crisis de Cambiemos
17 de julio de 2018
Nota editiorial del 16 de julio de 2018. Dos lugares de una misma mesa, una sola persona sentada. La bilocación como política de acumulación de riqueza. Lo que para algunos puede significar una manifestación sobrenatural, para el pueblo argentino el fenómeno se ha transformado en una auténtica tragedia.
Por Colectivo Oveja Negra
Desde el Siglo XIX, en los ámbitos religiosos, se ha investigado la particular circunstancia de que una persona se encuentre en dos lugares al mismo tiempo. Bilocación, lo han denominado, y se le reconoce en la literatura eclesiástica su clara orientación mística. En ámbitos científicos, se lo reputa como eventos paranormales o reservados a la esfera de lo sobrenatural.
El gobierno de Cambiemos ha logrado naturalizar el fenómeno de la bilocación hasta transformarlo en política de Estado. Así como -cuenta la leyenda- en 1659 se lo pudo ver al capitán Van Haan en un naufragio en el puerto de Roterdam, al mismo tiempo en que fue observado en una reunión con miembros de la casa real de Hasburgo. Cuenta la historia, también, que allá por el año 2016, Luis Caputo se sentó en dos lugares de la misma mesa al negociar la demanda de los fondos buitres representados por él, contra el Estado Nacional al que también representaba.
Dos lugares de una misma mesa, una sola persona sentada. La bilocación como política de acumulación de riqueza por parte de los grupos económicos que condicionan la economía argentina y cuyos gerentes y representantes legales han ocupado las esferas ministeriales que negocian con ellos mismos el diseño de las políticas públicas.
Lo que para algunos puede significar una manifestación sobrenatural, para el pueblo argentino el fenómeno se ha transformado en una auténtica tragedia.
El ex Ministro de Energía, Jay Jay Aranguren, diseñó una política de extranjerización de nuestra producción energética, redefinió la importación de gas y fijó el precio exorbitante del mismo con la multinacional Shell, sentado en los dos costados de una misma mesa. Algo de eso hará Iguacel, cuando le toque negociar con PlusPetrol las inversiones energéticas. Bilocación absoluta la de JP Morgan y Templeton, que definen la política monetaria, las altas tasas de interés y el endeudamiento descontrolado del país.
Como si no alcanzara lo paranormal en esta historia, han instalado la idea de que la riqueza se evapora. Como si de un timo obsceno se tratara, orquestado por farsantes de poca monta, alguien pretende explicarnos que la plata que te falta del bolsillo se ha evaporado, y que si los balances de un puñado de empresas se engrosen escandalosamente, eso no tiene un cuerno que ver con el asunto.
Y a tanta historia no le puede faltar, jamás, la invención de un personaje mitológico que justifique las atrocidades que los autores de esta funesta historia pretenden justificar. Así, le han otorgado atributos humanoides a un extravagante personaje al que llaman Mercado, que no es el 4 de Argentina. Como producto de la demanda insaciable de ese extravagante personaje al que llamaron Mercado, que se alimenta con dólares y sus humores se alteran de acuerdo a como la pasen los trabajadores, suceden calamidades que azotan a pueblos enteros.
Si los trabajadores le ganan a la inflación, el Mercado se pone ansioso, se come los dólares, provoca una devaluación descontrolada y se devora los ingresos populares de un bocado. Si los trabajadores pierden, el Mercado se pone eufórico y alienta inversiones que sólo llegan con altas tasas de interés y al solo efecto de financiar las enormes ganancias de los tahúres que timbean en su templo, y así, condenar al país a décadas de endeudamiento externo.
Más allá de la oligofrénica historia que nos pretenden narrar los profetas del odio, hoy cultores de la unidad nacional para garpar el ajuste, lo cierto es que las consecuencias de la crisis económica que acompaña el derrotero de dos años y medio de implementación de las anticuadas recetas neoliberales para el país, están generando una profunda crisis social que habrá de dinamitar la base de sustento del gobierno de Mauricio Macri.
Pero claro, Mauricio Macri y los gerentes que lo acompañaron en esta transición funesta hasta el 11 de Diciembre de 2019 (como muy tarde) habrán de abandonar el Estado Nacional. Pero como daño colateral de la bilocación paranormal, Aranguren estará sentado en el mismo escritorio, junto a Bulgheroni, Iguacel y las multinacionales del sector para definir la política energética. Mindlin y Caputo seguirán sentados para definir los cuadros tarifarios.
Etchevehere junto a las patronales agrarias para definir la desregulación del sector. Las cinco agroexportadoras no tendrán gerentes en los Ministerios, pero seguirán controlando el comercio exterior. El otro Caputo seguirá sentado en el mismo lugar, pero negociando por los fondos de inversión el cobro de la usura que significa la deuda externa en la Argentina.
Clarín habrá consolidado una posición monopólica en el negocio de las telecomunicaciones, y lo seguirá defendiendo con su abogado sentado en el sillón de la Corte Suprema de Justicia, y junto a La Nación e Infobae, intentarán explicar que todos los problemas de la Argentina se resumen a la corrupción vinculada a la oscuridad de la política.
Para ese entonces, toda esa banda a la que llamamos los grupos económicos, tendrán un sólo objetivo para la sucesión presidencial en nuestro país: que llegue al gobierno una fuerza política que le responda a sus intereses. Preferentemente, una opción del peronismo que se siente en su misma mesa, que le garantice gobernabilidad y además, le lave la cara sus gerentes licuándolos en distintas instancias de poder institucional.
En segundo orden, pretenderán que llegue al gobierno una fuerza política débil, a la que le tiemble el pulso a la hora de atacar el corazón de la bestia, que implica volver a sacar la riqueza de los balances de sus corporaciones económicas y ponerlo en el bolsillo de los más humildes.
La suma de todos sus miedos, es que el gobierno sea recuperado por una fuerza política que asume el peronismo como una revolución inconclusa en la Argentina, que encuentra en Néstor y Cristina Kirchner su concreción más próxima en el tiempo, que sea capaz de además de recuperar el gobierno, de recuperar el poder para transformar la realidad, y construir la organización popular necesaria que permita volver a sembrar de felicidad el horizonte de nuestra Patria.
Allí entonces nuestros desafíos. Construir una fuerza con la potencia electoral suficiente para asegurar una victoria en las urnas, pero al mismo tiempo construir la organización popular necesaria que le impida avanzar a Mauricio Macri en el saqueo que los acuerdos con el FMI imponen como política de gobierno y con ella, enfrentarlos cuando tengan que abandonar el gobierno y se refugien detrás de los enormes balances de sus empresas para condicionar nuestro destino por los próximos años.