Oveja Negra

EL ORGULLO COMO BANDERA


27 de noviembre de 2016

Oveja Negra

Crónica de la XXV Marcha del Orgullo LGBTIQ 2016

Por Camila Aimé Bulgach y Tamara Rodriguez Bastos

Al mediodía del sábado 26 de noviembre comenzaron los arreglos, acomodando los gazebos en la histórica Plaza de Mayo. Los y las militantes adornaron los camiones -que en otro momento se utilizarían para repartir productos pero, por esta vez, iban a servir para desfilar-, y la gente poco a poco se fue acercando. La lluvia era cada vez más intensa, con ráfagas violentas de vientos y fuertes truenos, pero ni eso detuvo tanto orgullo. La música de los camiones comenzó a sonar, y la fiesta empezó.

Cerca de las tres de la tarde la plaza Congreso estaba teñida de un desolado y silencioso gris. A no ser por unos puestos de comida y un escenario expectante, el lugar se hubiera encontrado totalmente vacío. Desde el celular, los mapas digitales señalaban a ese como el punto donde culminaría la manifestación más importante del país en materia de diversidad sexual. Lo contrario ocurría en Plaza de Mayo, el punto de partida, donde por esos momentos se encontraba funcionando la feria del Orgullo, a pura fiesta bajo la tormenta.

Si bien las gotas de lluvia siguieron cayendo sin dar tregua, estas no pudieron tapar las sonrisas de las y los que marchaban por igualdad de género e identidad sexual, contra la xenofobia, transfobia y homofobia.

La bandera que encabezaba la columna con la frase “Marcha del Orgullo LGTBIQ” -Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transexual, Transgénero, Intersexual y Queer- empezó a moverse alrededor de las cinco de la tarde y el resto de las agrupaciones y participantes independientes le siguieron el paso. Pero cada uno lo hacía a su ritmo, literalmente: cada grupo marchaba con personas en la calle y sobre camiones, bailando un ritmo musical, que iba desde DJs en vivo hasta canciones de cumbia, pasando por Bandana y el clásico “Todos me miran” de Gloria Trevi.

Las consignas principales de la vigésima quinta marcha del Orgullo son: que se termine la violencia institucional en todas sus formas; basta de asesinatos a personas trans; la sanción de la ley de cupo para las personas trans, que les permita tener una vida digna; y que se sancione una ley antidiscriminatoria. Dicha ley serviría como instrumento legal para los casos de discriminación hacia las personas de la comunidad LGTBIQ -la expulsión laboral es uno de estos tantos casos-, ya que aún no se cuenta con ellos.

Si bien las gotas de lluvia siguieron cayendo sin dar tregua, estas no pudieron tapar las sonrisas de las y los que marchaban por igualdad de género e identidad sexual, contra la xenofobia, transfobia y homofobia. Algunas de manera organizada luchando por cuestiones específicas -como CHA, 100% identidad y derechos, ATTTA-. Otras bajo banderas políticas, como las que forman parte del FPV -que además formaron una columna bajo la consigna “Libertad a Milagro”-, así como agrupaciones radicales, el MST, el PO, el PTS, el Partido Comunista y el Partido Socialista.

Otras de las consignas que se hicieron escuchar fueron las de una educación más inclusiva -que rompa con el modelo hombre/mujer como únicas opciones- y financiación al bachillerato popular trans “Mocha Celis” -primer centro de formación que surgió como respuesta a la exclusión de las personas travestis, transexuales y transgéneros que cuenta con la orientación en Diversidad de Género, Sexual y Cultural-. También se escuchó, entre bailes autóctonos de candombe y música norteña, la lucha contra la xenofobia y el racismo, con carteles con la insignia “no sobran inmigrantes, sobran racistas” por parte de la agrupación afro Xangô y el colectivo de Abogados Culturales, quienes denuncian una fuerte persecución a prostitutas migrantes y un retroceso en las políticas migratorias a nivel nacional. Asimismo apoyan la ley antidiscriminatoria para facilitar las denuncias por racismo y xenofobia.

Finalmente la lluvia cesó a mitad de la movilización y un rosáceo cielo parecía darle la bienvenida a la multitud que llegaba a Plaza Congreso. Al cabo de unos minutos, y en contraste con horas previas, el lugar estaba inundado de colores, gente y música. Los concurrentes, ya sin las carrozas, de cara al escenario montado delante del Congreso Nacional, saltaban sobre los charcos sin importarles mojarse -de todas maneras era imposible que hubieran podido mantenerse secos ante tanta lluvia-. El festival dio inicio mientras la noche caía. Una banda de tango “desgenerado”, con el nombre de Me Dicen Fifí, cantó canciones acerca de la aceptación y los insultos que escupe la sociedad ante las diferentes elecciones sexuales. La música era constante entre participación y participación, el clima era agradable y se vivía un ambiente de fiesta.

Los abucheos tuvieron su momento. El primero en recibir los honores fue el Presidente de la Nación: “Porque su política neoliberal ha producido recesión y dejó a miles de personas sin trabajo; por negar el terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-militar; por su desprecio a los derechos humanos; por todo esto y mucho más abucheamos a Mauricio Macri.” También recibió sus “buu” el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, por no respetar las garantías institucionales y mantener en prisión a Milagro Sala junto a otros luchadores y luchadoras sociales. Por no tomar ninguna medida relevante para garantizar el acceso a la salud de las personas Trans, por desmantelar el programa de salud sexual y reproductiva, porque están faltando reactivos para la detección y seguimiento del VIH y por obstaculizar la reforma de la Ley Nacional de SIDA, recibió un enorme abucheo seguido por chiflidos el ministro nacional de Salud de la Nación, Jorge Lemus. La ministra de seguridad Patricia Bullrich, representante de las fuerzas represivas que dirige, también tuvo su momento de popularidad en esta sección: “por las represiones recibidas tanto en la calle como en las comisarías; porque persiguen a nuestras compañeras Trans sólo por ir travestidas en la vía pública; porque son parte de las redes de trata de nuestro país; porque son quienes hoy en día nos torturan y secuestran; porque desde sus despachos fomentan la discriminación con un discurso de odio hacia nuestra comunidad”.

El espíritu festivo de disfrute y liberación son características que hacen de esta marcha una experiencia especial. Luchan definitivamente, pero con alegría y mucha, transcurriendo con la relajación de caminar sin tener la sensación de ser juzgados y juzgadas.

Hubo abucheos, a su vez, para los jueces y juezas que invisibilizan los crímenes de odio, al tribunal que condenó a Belén y liberó a los policías que abusaron de Celeste, y a la jueza Rosana Suárez por tratar de “homicidio simple” al crimen de Marcela Chocobar por transfobia. Cerrando con al grito de: “¡Basta de justicia patriarcal!”. El último, y no por eso menos abucheado, fue Jorge Lanata: quien “tiene una responsabilidad como comunicador pero elige usar esa condición para discriminar, violentar y ridiculizar nuestras identidades con frases nefastas que demuestran sus prejuicios e ignorancia; declara sobre nuestras vidas sin jamás haber experimentado la violencia cotidiana en la piel como sufrimos muchos y muchas de nosotros y nosotras”. Una vez hecho esto, el momento de chiflidos, gritos y “Buus” se dio por finalizado, volvió a sonar la música y la fiesta se volvió a desatar.

El espíritu festivo de disfrute y liberación son características que hacen de esta marcha una experiencia especial. Luchan definitivamente, pero con alegría y mucha, transcurriendo con la relajación de caminar sin tener la sensación de ser juzgados y juzgadas. Tal vez porque es un momento de paz entre tanto rechazo social, que si bien está mejorando, según ellos “se sigue haciendo notar, y los que no lo viven no pueden saber lo que es”. Tal vez porque es un momento de juntar fuerzas para salir a pelear, tomar una pausa de las responsabilidades, festejar lo conseguido y exigir lo que falta. Y tal vez también sea porque no podría haber otra manera de dar batalla, como dice la frase de Jauretche “los pueblos deprimidos no vencen”: de modo que la mejor pelea para luchar por un sentimiento sea con responsabilidad y disfrute, en compañía y de colores, porque el amor vence al odio.


 

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