EL DETERIORO DE LA ECONOMÍA REAL
01 de julio de 2019
Informe mensual de coyuntura del Instituto de la Economia y el Trabajo de la Fundación Germán Abdala.
Por ITE*
El gobierno nacional ingresa en la carrera hacia las PASO sin la posibilidad de exhibir logros económicos. Los últimos indicadores muestran, sin lugar a duda, un marcado deterioro del mercado laboral y de las condiciones de vida de la población.
Las autoridades lograron una estabilización transitoria del mercado de cambios gracias a los dólares del campo, a una política de tasas de interés récord y al beneplácito del FMI para utilizar las reservas internacionales, pero por el momento la economía sigue decididamente estancada.
La utilización de la capacidad instalada alcanzó niveles mínimos desde la asunción del gobierno, y la destrucción del acervo industrial será difícil de revertir en el corto plazo. Por otro lado, el rol amortiguador que tiene habitualmente la informalidad está dando signos de agotamiento, generando fuertes pérdidas a la población en materia de competencias laborales.
En la retórica oficial, el deterioro de la economía real es el precio a pagar por el saneamiento de la economía y la disminución de los déficits fiscal y externo, heredados del gobierno anterior, la prueba irrefutable de que la economía se encuentra en el umbral de una nueva etapa de crecimiento.
En primer término, y tal como mostramos en este informe, en sus primeros años de gestión el gobierno agravó decididamente los desequilibrios que había recibido. Pero, además, la corrección parcial de los “déficits gemelos” comenzó a erigirse a partir de la crisis cambiaria del año pasado, y se apuntaló con el torniquete monetario y fiscal que está ajustando la economía real. Bajo el actual esquema macroeconómico, cualquier intento por levantar el pie del freno conlleva una alta probabilidad de una nueva y definitiva crisis cambiaria.
La carta que el gobierno sigue escondiendo es la de las reformas laboral y jubilatoria programadas para un eventual segundo mandato de Cambiemos. Esta carta no es novedosa, ya que el gobierno la había jugado de manera infructuosa a fines de 2017. Lo que sí son novedosas son las circunstancias: los vencimientos del FMI prácticamente impagables en los años 2022-2023 configuran una auténtica espada de Damocles sobre la economía argentina.
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*Instituto del Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala. Informe publicado