“Dejen que los niños vengan a mí” (Mateo 19,14)
14 de enero de 2019
Nota de opinión del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres.
por Grupo de Curas en la Opción Preferencial por los Pobres
A fines del año 2018 el gobierno nacional nos ha sorprendido con un nuevo intento de baja en la edad de imputabilidad de los menores con un anteproyecto de ley que propone crear un “sistema de Responsabilidad Juvenil”.
Son muchos los sectores que han reaccionado frente a la propuesta. Hermanos y hermanas nuestros que trabajan día a día con niños y jóvenes han levantado su voz y advertido el dislate. Queremos unir la nuestra para amplificar este urgente llamado de atención.
Creemos que los aires de violencia, represión y punición que soplan en la región (“bolsonarización”) y el mundo ayudan a este nuevo viejo intento. Como si la solución a la pauperización que el mismo sistema genera (y al que pareciera adscribir la alianza gobernante con sus iniciativas) fuera multiplicar penas o cárceles. Paradójicamente asistimos con estupor al intento de cierres de escuelas y universidades, al desfinanciamiento de programas sociales, al intento de militarizar la sociedad proponiendo las armas como remedio a los males de la desintegración social.
Transcribimos un fragmento de “La infancia es un peligro”. Así escribía genialmente Eduardo Galeano:
“Desde el punto de vista del sistema, la vejez es un fracaso, pero la infancia es un peligro. En muchos países latinoamericanos, la hegemonía del mercado está rompiendo los lazos de solidaridad y está haciendo trizas el tejido social comunitario. ¿Qué destino tienen los dueños de nada en países donde el derecho de propiedad se está convirtiendo en el único derecho sagrado? Los niños pobres son los que más ferozmente sufren la contradicción entre una cultura que manda consumir y una realidad que lo prohíbe. El hambre los obliga a robar o a prostituirse; pero también los obliga la sociedad de consumo, que los insulta ofreciendo lo que niega. Y ellos se vengan lanzándose al asalto. En las calles de las grandes ciudades, se forman bandas de desesperados unidos por la muerte que acecha”.
Queremos que esta advertencia sea a la vez invitación a trabajar reparando el tejido social comunitario con lazos de solidaridad y amor efectivo a nuestros hermanos más pequeños y pobres. Que los niños y jóvenes nos encuentren cercanos para acompañarlos a la Vida.