Crónica de una toma anunciada
18 de septiembre de 2017
Por Belén Acuña.
Es lunes, nos levantamos a preparar el desayuno y limpiar la escuela aún en la penumbra de la madrugada. Hace una semana que ese “segundo hogar” se convirtió en el primero y único para todos nosotros. “Escuela Tomada” flamea la bandera de la puerta, “escuela tomada” se lee en las ojeras y las panzas con hambre. “¡Muchachos! ¡Adentro! ¡La cana está sacando fotos!” un compañero entra corriendo y cerramos la reja tras él; la única cara visible del Estado han sido sus fuerzas represivas. Así charla con nosotros el “gobierno del dialogo”, así habla también con Santiago Maldonado desde hace casi un mes y medio. Pero el lenguaje de los palos no es el nuestro, por eso seguimos acá aguantando los trapos, esperando que el ministerio se digne a abrirnos la puerta.
La reforma “Secundarias del Futuro” no fue consultada con ningún miembro de la comunidad educativa. De la noche a la mañana nos encontramos con que los cimientos del país, la educación pública, eran atacados, y digo del país porque Capital Federal es solo el comienzo: la idea de esta gente bien es poder aplicar reformas similares a lo largo y ancho de nuestra patria. “El Plan Maestro”, marco de esta reforma, representa la exclusión de los pibes, la abolición de las formas de organizaciones gremiales, estudiantiles, políticas partidarias, sociales en general, representa la miseria planificada a largo plazo. Pero el título de este texto habla del anticipo, de lo anunciado. Si bien la información sobre esta reforma en particular es muy poca, ambigua, y muchas veces falsa o improvisada, sabemos de dónde surge, sabemos de la mano de quienes vienen. El macrismo gobierna la ciudad de Buenos Aires desde hace diez años, en ese lapso de tiempo ya sufrimos otros golpes a la educación, la improvisada aplicación NES (Nueva Escuela Secundaria) es solo un ejemplo, el vaciamiento presupuestario, el recorte de contenidos, los despidos, la promoción del sentimiento meritocrata del “sálvese quien pueda” dentro de las instituciones educativas son cuestiones cotidianas que hoy se ven respaldadas desde el gobierno nacional.
(...) La educación pública representa ese espacio donde nos encontramos para repensar… para repensarnos, donde nace el sentimiento colectivo, donde las barreras de lo privado se difuminan un poco y aprendemos a organizarnos, a debatir, a defender. La escuela pública es el lugar donde aprendemos a gritar (...)
Miro el patio colmado de actividades, la escuela no es solo este edificio derruido de paredes despintadas, la escuela somos y la hacemos todos estos “jóvenes vagos, drogadictos y delincuentes que toman escuelas” conjuntamente con los padres, madres, hermanos y docentes. No nos oponemos a esta reforma educativa simplemente por los ya conocidos puntos de un PDF de colores que nos echa a laburar gratis y en negro para empresas, flexibiliza la situación de los trabajadores de la educación y recorta nuestros contenidos y posibilidades de elegirnos un destino. Nos oponemos a esta reforma porque destruye ese lugar de encuentro, ese espacio político que representa la escuela. Los vínculos sociales que atraviesan el aula, la diversidad, el cuestionamiento hacia la realidad, la posibilidad de transformación de la misma, es algo que a quienes se llenan de plata a costa del laburo y el sufrimiento de otros les molesta demasiado; la educación pública representa ese espacio donde nos encontramos para repensar… para repensarnos, donde nace el sentimiento colectivo, donde las barreras de lo privado se difuminan un poco y aprendemos a organizarnos, a debatir, a defender. La escuela pública es el lugar donde aprendemos a gritar.
La juventud no es el futuro nada más, la juventud también es el presente y es la memoria.
Durante estos días gritamos mucho: gritamos en festivales, en asambleas, en marchas, en despachos y oficias, gritamos hasta quedarnos afónicos una y otra vez, gritamos porque no se nos escucha, porque se pretende ocultar que los pibes y las pibas no somos numeritos de planilla, ni somos demasiado chiquitos para pensar. El sábado fue 16 de septiembre, La Noche De Los Lápices, al igual que los compañeros de los 70, al igual que los compañeros del Cordobazo, de la lucha de Laica o Libre y tantas otras, es hora de reconocernos como protagonistas, de sentir y asumir ese rol histórico. La juventud no es el futuro nada más, la juventud también es el presente y es la memoria; por eso es importante gritar, por eso es nuestro deber organizar ese grito y en ese camino andamos.