CON MACRI LA PATRIA ESTÁ EN PELIGRO
28 de mayo de 2017
Nuestra Patria es mucho más que aquel pedazo de tierra cultivable con potencia para ofrecer sus productos para el provecho del mundo y un puñado de familias, y para miseria de aquellos que la habitan. Nuestra Patria es la riqueza de su tierra, su subsuelo, pero fundamentalmente el sacrificio de sus trabajadoras y trabajadores.
Nuestra Patria es el destino común de su pueblo que sueña con ser feliz. Nuestra Patria es aquella que sincroniza sus dolores y alegrías en un continente con las naciones de éste continente, al que lo pretenden condenar para servir a las potencias. Nuestra Patria es grande, como el corazón, los ovarios y las pelotas de sus patriotas. No hay Patria sin pueblo, no hay destino sin patriotas que se enfrenten a aquellos que ponen en peligro su destino.
Macri amenaza con transformarse en un capítulo doloroso en el futuro de nuestra historia.
Macri amenaza con transformarse en un capítulo doloroso en el futuro de nuestra historia. Ha llegado para restaurar un gobierno al servicio del puñado de familias que formatearon la Argentina con Mitre. Son los herederos de Uriburu, los hijos de la fusiladora, los funcionarios de Videla, Viola y Massera, que alcanzaron el gobierno con una estafa electoral inmensa, amurallada mediáticamente y financiada por las corporaciones económicas que están llevando adelante una brutal transferencia de recursos, concentrando la riqueza con una velocidad inédita.
En este 25 de Mayo no hay nada que celebrar, porque nuestra Patria está en peligro.
La restauración neoliberal está destruyendo el aparato productivo y el desarrollo industrial de la Argentina. El combo explosivo de la devaluación, tarifazo y apertura irrestricta de las importaciones ha provocado que en apenas quince meses 7.800 fábricas bajen sus persianas.
El ciclo de endeudamiento furioso está condenando nuestra soberanía por generaciones, ha restaurado la timba financiera como método de acumulación de riquezas. Un negocio del que se beneficia un puñado de evasores, la lacra que controla la banca privada y los capitales extranjeros y que pagarán nuestros hijos y nietos, si no somos capaces de frenar y revisar la deuda contraída.
Están destruyendo el mercado interno. La especulación como cultura ha disparado una inflación que deteriora el valor real de los salarios. Han elegido a las trabajadoras y trabajadores como sus enemigos a vencer. Acusan a las organizaciones gremiales de mafiosas, estigmatizan a sus dirigentes con el único objetivo de erradicar las paritarias y la discusión salarial.
Más de doscientos mil despidos en el empleo formal, setecientos mil puestos de trabajo destruidos, más de un millón de desocupados en la Argentina, son la puerta de entrada de la política flexibilizadora de las condiciones de trabajo y los salarios que avanzan legitimadas por un gobierno que no respeta la ley a la hora de proteger a los más humildes.
Un millón y medio de pobres son el resultado de un gobierno que sólo tiene para ofrecer un destino de miseria planificada.
Nuestra Patria está en peligro y cuando esto sucede, cobra vigencia aquel grito heroico de San Martín: todo está permitido, excepto no defenderla.
Hay un pueblo digno que ha decidido no asistir impávido ante el saqueo y el ajuste brutal con el que pretende condenar nuestro destino el gobierno de Mauricio Macri y los gerentes que lo acompañan. Un pueblo que surcó las calles y rutas de nuestra Patria para construir un testimonio de su enorme voluntad de pelea. Que está cimentando en los nervios de la movilización popular, el germen de la unidad necesaria contra el ajuste.
Hay un pueblo digno que merece algo más que caras amables en algún póster, al que no le alcanza con la pose sonriente en alguna foto con los enemigos de sus intereses. Un pueblo que no resiste más una clase dirigente que no tenga la decisión política de enfrentar a los miserables responsables de su miseria.
El peronismo tiene la oportunidad de forjar la unidad necesaria para enfrentar el ajuste.
El peronismo, motor indispensable de nuestro enorme movimiento nacional, está en vísperas de dar respuesta a su responsabilidad frente a la historia. El peronismo tiene la oportunidad de forjar la unidad necesaria para enfrentar el ajuste. Y la unidad se hace debatiendo un proyecto de país, y fundamentalmente, una tarea para la etapa que marque la agenda de aquellos dirigentes que prefieren hacerse los boludos, antes que defender los intereses de los que seguimos en la calle.
En la calle y en las urnas, nos enfrentamos a la tarea de reconstruir la mayoría política necesaria que nos permita volver a ser gobierno. Es de pícaro oportunista, de ingenuo o de aprendiz de rosquero, pensar que eso se logra sin reivindicar los doce años y medio de gobierno popular de Néstor y Cristina Kirchner.
Volverá el pueblo a ser gobierno, volverá el peronismo a remendar los sueños rotos por el neoliberalismo. Volveremos a ser felices y poder celebrar nuestra Patria, una vez más, con el sol por testigo.
Colectivo de Medios Oveja Negra