Oveja Negra

BOLIVIA: RECUPERAR LA DEMOCRACIA PARA EVITAR LA BALCANIZACION


10 de octubre de 2020

Oveja Negra

* Por Patricio Falabella

La ofensiva injerencista del imperialismo en la región, se inscribe en una diversidad de acciones que incursiona desde los “golpes blandos o institucionales” como Honduras (2008), Paraguay (2012) o Brasil (2016), hasta golpes cívico-militar como en Bolivia en noviembre de 2019.

El asedio opresor va en aumento. Sabotajes, terrorismo, intentos de magnicidio, bloqueo económico-financiero y comercial, campañas de estigmatización y difamación mediática, persecución política y judicial.

El gobierno de Donald Trump ha dispuesto terminar con la “Troika tiranía Cubano Venezolana” (John Bolton, 2020, 140) y demoler los procesos de unidad e integración regional, instalando democracias de baja intensidad, limitar la participación de naciones como China, Rusia e Irán. Los EEUU necesita garantizar su acceso hegemónico a recursos geoestratégicosi, mineros, energéticos, biodiversos, etc.

En este turbulento escenario, Bolivia tendrá (y esperamos que así sea), elecciones presidenciales. A casi un año de la feroz represión y golpe de estado contra Evo Morales, el gobierno de facto de Jeanine Añez junto al “partido judicial”, lograron dilatar la fecha de elección y proscribir la candidatura a Senador del expresidente Morales, con la clara intención de debilitar e impedir un prominente triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS).

Analizar que hay en juego en estas elecciones, implica tomar en cuenta los distintos factores de poder que asoman bajo esta coyuntura autoritaria, pero que forman parte de una estructura de dominación históricamente arraigada. En este sentido, analizar la estructura de dominación conformada en las relaciones estadounidenses bolivianas del siglo XX, el peso de su injerencia centenaria y su incidencia en la agenda política actual, referida a los siguientes enunciados: las tensiones por la disputa geopolítica continental en el acceso a los recursos estratégicos bolivianos, el ascenso al poder por primera vez en la historia de Bolivia de una facción, racista, fascista y separatista expresada en la figura “repatriada” del croata Branko Marincovich, para defender, en palabras de la usurpadora Añezii, “(…) los pilares de la estrategia general del gobierno, salud, empleo, y fundamentalmente la democracia(…)”; y el manejo paupérrimo de la gestión sanitaria de la pandemia, (Boliviaiii posee casi un tercio de la población de Argentina, y hasta la fecha, lleva más muertos por millón de habitantes, 11.400 y 10.483 respectivamente). Esta combinación de factores entre subordinación imperialista, ascenso del fascismo separatista y desentendimiento mal intencionado de la pandemia para afectar a las comunidades indígenas, pone seriamente en juego la democracia participativa y el componente mismo del Estado Plurinacional. El proyecto del imperialismo para Bolivia, es un experimento autoritario entre una democracia pactada, restringida y de baja intensidad, que tiene como objetivo, una primera fase neoliberal depredadora de los recursos estratégicos, como el litio y otros minerales, junto con una fase complementaria de recolonización y balcanización del país y la región.

Un siglo de dominación Imperialista

Para comprender la complejidad de estas elecciones debemos hacer un breve recorrido sobre cómo se fueron estructurando las relaciones de dominación imperialista entre Estados Unidos y Bolivia durante el siglo XX.

Diplomacia del dólar y el petróleo

El primer cuarto de siglo XX está signado por la “diplomacia del dólar”, la herramienta financiera que utilizó Estados Unidos para someter y controlar económica y políticamente a los gobiernos de la región. Entre el fin de la primera guerra mundial y la antesala de la crisis económica del 30, se evidencia en Bolivia un severo déficit fiscal, entre otras cosas, por la fuerte caída de las exportaciones de estaño. Esta delicada situación económica llevó directamente al gobierno de Bautista Saavedra (1921-1925) hasta la mismísima guarida de los lobos. El empréstito “Nicolausiv” es muy conocido por las condiciones impuestas que derivaron directamente en reformas burocráticas que tenían como objetivo fiscalizarv y controlar las cuentas nacionales; este será el comienzo de la pérdida de la soberanía política, económica y financiera, que permitió la penetración “ilegitima” de la Standard Oil co en el negocio petrolero, y los consecuentes “planes cíclicos de estabilización”, que no hicieron otra cosa que incrementar el endeudamiento y el control político financiero sobre la administración del Estado Boliviano.

El endeudamiento como mecanismo de extorción

La misión Kemmerer y los empréstitos Dillon, Read & co continuarán esta línea de intervencionismovi, garantizando la protección de los negocios empresariales (mineros y energéticos) y la regularidad del pago del endeudamiento. Un círculo virtuoso para la dominación imperialista que se fue consolidando sobre finales de la década del ‘20 y comienzos de la segunda guerra mundial.

A finales de la década del ‘30 surgiría en escena un dilatado y engorroso conflicto entre el Estado Boliviano y la Standard Oil co, impulsado por los jóvenes oficiales de la denominada “Generación del Chacovii”, el gobierno del General David Toro declaró la caducidad de la concesión de la Satandar Oil. Los avatares judiciales en torno a la revisión de la caducidad y las negociaciones por la indemnización, trascurrieron entre la inestabilidad política interna de Bolivia y la política del “buen vecino” propiciada por el Presidente Franklin D. Roosevelt.

A medida que el gobierno Boliviano se mostraba intransigente en su política de nacionalización, la estrategia de Estados Unidos fue mutando de la “imparcialidad” -de acuerdo con la retórica del Secretario de Estado Cordell Hull- a la persuasión e intervención directa para preservar sus intereses cada vez más ligados a los sucesos de la conflagración en Europa, la reciente nacionalización del petróleo en el México de Lázaro Cárdenas, y la creciente demanda del estaño boliviano. Archivos desclasificados muestran la verdadera cara imperialista detrás la política del “buen vecino”. La “asistencia informalviii” brindada por el gobierno de EEUU a la Standard Oil, terminó licuando el conflicto con el Estado Boliviano a través de acuerdos comerciales, asistencia militar y créditos internacionales.

Imperialismo vs Nacionalismo Revolucionario

La segunda mitad del siglo XX estará signada por la hegemonía de Estados Unidos en el escenario internacional y la Guerra Fría desatada con la URSS. En Bolivia, el rol del imperialismo fue nuevamente decisivo para garantizar sus intereses corporativos frente a la gerencia monopólica de la explotación minera en manos de los “barones del estañoix”, la nacionalización de la minería con la llegada del Movimiento Nacional Revolucionario, y la etapa de declive del mismo en 1964. Estos fueron distintos capítulos de una misma disputa para determinar quién administra los recursos estratégicos de la nación. En este aspecto, Estados Unidos jugó un rol concluyente para condicionar, obstruir y acabar con todo proceso político que intente organizar y conformar un poder autónomo y nacional que garantizara los intereses de sus recursos mineros como bien público y estratégico de su pueblo.

Guerra contra las drogas, narco-intervención y neoliberalismo

A comienzo de la década del ´80, la restauración neoliberal comenzaba a expandirse de la mano de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. En nuestra región, la cooperación represiva a través del Plan Cóndor había allanado el camino abandonando las oxidadas dictaduras y las luchas contra la “infección comunista”, para erigir democracias controladas y acosadas por la “nueva epidemia” del narcotráfico. De esta manera, los dos grandes ámbitos de injerencia de Estados Unidos en Bolivia fueron, la denominada “guerra contra las drogas” y el ajuste estructural de la Nueva Política Económica. La estrategia del uso político de la “guerra contra la drogas” significó la imposición de políticas públicas sobre la coca y sustancias controladas, el incremento de instalaciones militares norteamericanas y la participación con súper poderes político-policiales de la agencia especializada Drug Enforcement Administration conocida por sus siglas en inglés como DEA. El aumento de la represión y las masacres campesinas a manos de la DEA -como la de “Villa Tunari” en 1988- serán el brazo disciplinante de la imposición de una serie de reformas estructurales neoliberales, basadas en la premisa “inmaculada” del libre mercado como la mejor forma de distribuir bienes y recursos en una sociedad regida por la meritocracia y el consumismo. Esta nueva estrategia imperialista tenía como objetivo garantizar la dominación político-económica a través de la “narco intervención” de la DEA, y la dominación sociocultural a través de la imposición de valores y principios de la sociedad de mercado basados en la exclusión y la desigualdad.

Interrupción del proceso neocolonial

La llegada de Evo Morales al gobierno en el 2006, fue una bisagra en la historia de Bolivia. Desde el comienzo de su gestión se formó un proyecto alternativo al neoliberalismo, liberándose de la estructura de dominación imperialista y desarticulando la práctica centenaria del injerencismo americano. De esta manera, consolidó una democracia participativa con independencia económica, justicia social y autonomía política. También reformuló y reorganizó el Estado de acuerdo con su composición plurinacional. Este proceso de emancipación registró inmejorables resultados económicos y sociales durante casi 14 años de mandato. Así lo expone el último informe de perspectiva del FMI mencionando a Bolivia como el país con mayor crecimiento económico a finales de 2019, con una proyección más que interesante de 3,9%. Su Producto Bruto Interno creció un 327% durante el mismo periodo, y su ingreso per cápita paso de 1.120 dólares a 3.130. El fuerte desendeudamiento permitió disminuir la extrema pobreza de 38% a 17% y el desempleo bajo de 8,1% a 4,2%. También aumentó la inversión en infraestructura sanitaria e instalaciones de gas en hogares, permitiendo una mejora en la esperanza de vida que subió de 64 a 71 años. Sin dudas esta transformación que mejoró la calidad de vida de la población pudo realizarse bajo la primacía política del interés nacional, subordinando los intereses oligárquicos e interrumpiendo el proceso neocolonial imperialista.

El litio, combustible del golpe

Los excelentes indicadores socio económicos logrados durante el gobierno de Evo Morales no impidieron que la derecha boliviana, respaldada por la OEA, ejecutara un golpe de Estado cívico militar de características muy similares a los tradicionales golpes del siglo XX. Los factores del golpe fueron múltiples, el litio fue el combustible que permitió la convergencia de intereses que movilizó y generó las condiciones del mismo. Nadie desconoce la incidencia en la importancia geopolítica del litio como recurso estratégico en el cambio de matriz energética y patrón tecnológico. Sin detenernos en un análisis pormenorizado, se destaca la visión estratégica en materia de política energética del gobierno de Evo Morales, promoviendo un desarrollo autónomo con presencia del Estado Nacional en la explotación del evaporita en el Salar de Uyuni, donde se encuentra una de las más importantes reservasx de litio del mundo (a diferencia de Argentina y Chile donde las multinacionales explotan este recurso a voluntad). El gobierno de Morales avanzó en un proyecto de industrialización soberano, con alianzas estratégicas con Alemania y China, se dispuso a controlar toda la cadena de valor de producción de litio, tomando dimensión sobre la autonomía política de que un país del “tercer mundo” con recursos naturales incorpore valor agregado, exporte tecnología de punta y disminuya la dependencia tecnológica, económica y política. Este hecho político soberano, se tornó imperdonable para la carroña oligárquica, lacaya de los intereses imperialistas, poniendo en evidencia la dependencia del litio en la carrera automotriz eléctrica, en palabras del multimillonario ligado a este negocio Elon Musk; en su tweet “Golpearemos a quien queramos!”

Proscripción, democracia pactada o balcanización

El gobierno de facto de Jeanine Añez fracasó al menos en sus objetivos inmediatos: no pudo implementar el plan de asesinar al entonces presidente Evo Morales, quien logró salir ileso y conseguir refugio político, primero en México y luego en Argentina. Los golpistas reprimieron a las comunidades indígenas, pero no pudieron desmovilizarlas ni desorganizarlas, tampoco pudieron, como resultado de la resistencia popular, legitimar el golpe de Estado y continuar con un gobierno autoritario y racista. La proscripción electoral a Evo Morales, y el llamado a la unidad de las fuerzas conservadoras, bajando la candidatura presidencial de Añez, muestran un reagrupamiento táctico de las fuerzas oligárquicas para derrotar “electoralmente” al candidato progresista Luis Arce, quien está primero en las encuestas y con posibilidad de ganar en primera vuelta.

La derecha boliviana intenta explotar los atisbos separatistas de la llanura cruceña, agitando fundamentos racistas de supremacía blanca “civilizada” y criolla, frente a las comunidades “bárbaras” indígenas de los altos. Estas facciones reaccionarias pretenden dividir al país en unidades étnico-políticas separadas y hostiles entre sí, convergiendo con los intereses y el endurecimiento actual de la estrategia desestabilizadora del imperialismo para la región. Claramente se han desatado las fuerzas más reaccionarias sobre Bolivia y ambicionan mucho más de lo que le puede ofrecer una democracia de baja intensidadxi que administre temporalmente una depredadora hegemonía neoliberal sobre sus recursos. En base a estos hechos, no se puede descartar el fraude electoral con una jornada signada por la violencia como lo fue en Honduras en la elección de 2017, si la fórmula del MAS que encabezan Luis Arce y David Choquehuanca, no logra obtener un resultado por amplia diferencia.

El pueblo de Bolivia debe recuperar la democracia participativa y evitar la balcanización, “El termino político de balcanización tiene su origen en la fragmentación en unidades políticas diferenciadas de la región de los Balcanes y particularmente en las condiciones prevalecientes en las relaciones entre estos Estados durante el periodo de las guerras balcánicas 1912-1913”, (Bobbio, Matteuci, Pasquino, 137, 2008). Durante la historia reciente de los países eslavos del sur, pudimos observar como un conflicto étnico latente se manifestó 80 años después con la guerra y la desintegración de Yugoslavia. Para evitar esto, será fundamental la organización popular de los trabajadores y de las comunidades indígenas, impedir que las fuerzas fascistas lacayas del imperio se consoliden en Bolivia y logren imponer como punta de lanza una estrategia desestabilizadora que promueve la desintegración, el odio, y la guerra entre los pueblos hermanos de latinoamerica.


 

* Integrante de CP Descamisados - Secretaria de Relaciones Internacionales.

iReferencias:

 Ver “La región Esequibo acosada por el Imperio”. Oveja Negra Medios, Edición del 2 de septiembre.

ii Acto de presentación el 5 de agosto 2020 de MarKo Marincovich como Ministro de Planificación y Desarrollo del gobierno de facto.

iii Según el Reporte Epidemiológico Nacional N°178, del Ministerio de Salud de Bolivia, hay 123.345 contagios y 7146 decesos.

iv Nombre con el que se conoce al empréstito otorgado por la casa bancaria Stifel Nicolaus en 1921.

v Se crea por Ley la “Comisión Fiscal Permanente”, CFP, compuesta por tres miembros, dos nombrados por banqueros estadounidenses y uno por el gobierno boliviano, tenía como función manejar la administración contable nacional.

vi El Gobierno de Siles aprobó reformas financieras, se creó el Banco Central, y se habilito la intervención estadounidense en el Ministerio de Hacienda.

vii Estos jóvenes oficiales de Ejército Boliviano participaron en la Guerra del Chaco (1932- 1935) contra Paraguay.

viii Los documentos desclasificados en el asunto la Standard Oil entre 1937 /38 fueron rotulados con “Asistencia Informal del Departamento de Estado a la Standard Oil Company de Nueva Jersey, en relación a la confiscación de sus propiedades en Bolivia.

ix El dependía de los ingresos de las tres grandes compañías, conocidas como los “barones del estaño”, Simon I. Patiño, Mauricio Hochshild y Víctor Aramayo.

x Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) alrededor del %67 de las reservas de litio probadas, y cerca de la mitad de la oferta mundial, se encuentran en la región denominada “triángulo del litio” , conformada por los países de Argentina, Chile y Bolivia. (Litio en Argentina, Oportunidades y Desafíos para el Desarrollo de la Cadena de Valor). Banco Interamericano de Desarrollo, 2019.

xi Ver Democracia Plebeya, Marcelo Koenig.

Bibliografía utilizada:

Un Siglo de Intervención de Estados Unidos en Bolivia” Juan Ramón Quintana.

The Room Where it Happened” John Bolton.

Democracia Plebeya” Marcelo Koenig

Diccionario de Ciencia Política” Norberto Bobbio, Nicola Matteuci, Gianfranco Pasquino.

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