Apuntes sobre la marcha
27 de agosto de 2017
Por Lucas Arzamendia.
Desde de la recuperación de la Democracia, para tomar un periodo (aunque uno cree que se queda corto) pocas veces se vio un trabajo tan coordinado entre el poder económico, político y mediático. Ese nivel de homogeneidad construyó la clase dominante en la Argentina desde la victoria de Cambiemos en 2015: en los negocios, en la argumentación y el discurso; como también en la administración de la “cosa” Pública. El relato M enaltece aquella frase de Nietzsche sobre la que se sostiene la Post-Modernidad, de que “no hay hechos sino interpretaciones”. Como los resultados de las P.A.S.O en la provincia de Buenos Aires, lo que importa es lo que se dice acerca de lo que ocurre, y no lo que efectivamente ocurre.
La marcha de la CGT, las dos CTA, los movimientos sociales y organizaciones políticas no fue la excepción en la mayoría de los medios que la “relataron”. En las trasmisiones lo que se ponderó fue un cruce entre dos sectores de camioneros cerca del palco y no la masividad del acto, con todas sus variaciones y tensiones, ni el mensaje del reclamo. Es por eso que la intención de quién suscribe estas líneas es reflejar estos elementos, además de la atmosfera de la calle, y el significado de “poner el cuerpo” en este contexto para los laburantes que asistieron al acto.
Eran alrededor de las 15 hs. cuando Juan Carlos Schmid terminaba su discurso como único orador: “No venimos por más, no venimos por menos, ni por todo: venimos por la palabra empeñada ante los trabajadores, por el futuro de nuestros jóvenes, por nuestros jubilados, que apenas alcanzan a cubrir la mitad de la canasta básica y representan una llaga en la sociedad. Por eso venimos a esta plaza”, lanzó. Aunque la plaza y sus alrededores estaban colmados, muchas columnas recién estaban ingresando a la zona del acto convocado para el horario que finalizó. Deberíamos buscar en el archivo, y con mucho esmero, un discurso tan corto en un acto tan masivo de la C.G.T. que navega entre sus internas y su obligación de representar a los trabajadores y trabajadoras que no están dispuestos a resignar sus conquistas gratuitamente, frente a un gobierno que los toma como sus principales enemigos.
El pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.
Hay un trabajador sin pechera a metros del palco con un cartel que carga una mítica y popular frase de Juan Perón: “El pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”. Es la señal del descontento que se palpa en los lugares de trabajo con respecto a la C.G.T. desde que asumió Macri. Es la idea de que montan un show contra el gobierno pero en realidad están arreglando por debajo a cambio de “la caja” para los sindicatos. “La caja”, por lo general, es el dinero de las obras sociales. Vieja herencia de Onganía, continuada por gobiernos militares y democráticos que vinieron después. Como ya se mencionó en otros medios, el único integrante del Triunvirato Cegetista en el palco fue el orador Schmid, los otros dos, Daer y Acuña eligieron marchar con sus propios sindicatos, y estar en la plaza y no en el escenario. Esa foto deja en evidencia el protagonismo del moyanismo como sector principal de oposición al gobierno dentro de la central, como también su rol en la organización del acto; además de una fractura al interior de la central cada vez más expuesta. Los aliados: Las CTA, la Corriente Federal que conduce el Bancario Palazzo y algunas delegaciones de izquierda.
Desde el golpe de Estado de 1976 para acá, son muchos más años de políticas neoliberales que populares en la Argentina.
A diferencia de las anteriores marchas de la C.G.T. en la era M, esta contó con menos gente de a pie, a simple vista la gran parte de los trabajadores que asistieron se dejaban ver encuadrados en distintas columnas: de los sindicatos de las centrales o de los movimientos sociales, otros con banderas de organizaciones políticas, aunque estos en minoría. Las columnas reflejan la composición de la clase trabajadora Argentina versión 2017: distancias en las formas de contratación, los que están en “blanco” y los que están en “negro”, los que luchan por no perder conquistas, a los que no les alcanza para llegar a fin de mes ni parar la olla, y los que perdieron el trabajo y quieren recuperarlo. Desde el golpe de Estado de 1976 para acá, son muchos más años de políticas neoliberales que populares en la Argentina. Sumados a los cambio en el sistema capitalista global, la incorporación masiva de la tecnología al proceso de producción, las regresiones en la legislación laboral, la individualización y la descolectivización. Los programas de ajuste y la flexibilización, incluso cosas más pequeñas, como el teletrabajo y la ropa sport de los viernes en las oficinas, son construcciones de nuevas estructuras laborales y subjetividades en los lugares de trabajo.
Pasando las 16 hs casi no quedaban rastros de la marcha y su masividad. Los organizadores hablaron de 200 mil personas en el microcentro porteño. Schmid anunció el llamado al Comité Central Confederal para el 25 de septiembre con la idea de resolver una huelga nacional. Es difícil imaginar la medida consensuada antes de las elecciones generales de octubre, sobre todo por la puja interna del moyanismo con “los gordos”, y por la ausencia de los gremios de transporte en el palco, claves estos últimos, para garantizar el paro general. Aunque todo está por verse.