Ahora que estamos juntas
27 de octubre de 2017
Fragmentos de un feminismo que avanza
Por Camila Bulgach, Aldana Huilén Ceijas y Nadia García para Oveja Negra
Cerca de 70 mil mujeres, lesbianas, travestis y transgénero participaron del 32° Encuentro Nacional de Mujeres, en Resistencia, Chaco. Esta provincia fue elegida por ser una de las más pobres del país: “no es casual que ahora estemos juntas y en Resistencia, cuando en Argentina se vienen profundizando las desigualdades económicas y sociales que devienen en una escalada de la feminización de la pobreza” decía un fragmento del discurso de apertura del 32° Encuentro Nacional de Mujeres. Y, a pesar de las pujas políticas, se hizo escuchar el reclamo de aparición con vida de Maira Benítez, la libertad a Milagro Sala y la reiterada pregunta que atravesaba a todxs “¿Dónde está Santiago Maldonado?”. Esta última pregunta se hizo escuchar bien fuerte, al salir seleccionada la ciudad de Puerto Madryn como sede del próximo Encuentro, representando a la Patagonia, a las mujeres y a las luchas de los pueblos originarios. Sólo dos días más tarde se iba a hallar el cuerpo de Santiago y el pedido de aparición iba a pasar a ser de justicia con lágrimas en los ojos.
Los Encuentros son herramientas de participación horizontales, donde cada participante coloca su visión y se mete en un entramado de historias que luego comparte con compañerxs y sigue creciendo la bola. “La mujer que vuelve tiene los mismos problemas que dejó al partir, pero no con la misma mirada y sabe que miles como ella creen posible cambiar las relaciones, desde las familiares hasta las sociales y lucha por hacerlo posible”, esta bandera del Encuentro, la levantamos desde Oveja Negra y expresamos en esta nota, creada por participantes de manera colectiva, con sus perspectivas y experiencias.
Algo cambia en cada mujer que participa
Los Encuentros Nacionales de Mujeres se realizan cada año en nuestro país desde 1986, creciendo desde las 1000 de los inicios, a las 70.000 del último año. Es una modalidad única en el mundo, basada en la autoconvocatoria, la horizontalidad, el federalismo, el autofinanciamiento, el pluralismo y un sistema democrático. Se tratan de encuentros en donde mujeres y demás identidades femeninas, intercambian historias de vidas, experiencias, problemas y propuestas, entendiendo que lo personal es político, y que perder la aislación es el primer paso para luchar. En estos espacios se genera un clima único, en donde la sororidad no sólo se tiene como objetivo, sino que se practica entre cada participante, siendo muchas veces el único lugar en donde diferentes posturas ideológicas coinciden y se unen en una misma lucha.
El 14 de Octubre de 2017, desde temprano el club Sarmiento comenzó a poblarse de identidades femeninas de todo el país, gran parte de ellas, visitando por primera vez la ciudad de Resistencia. Habían salido, en su mayoría el día anterior, horas de viaje, conversando y conociendo otras militantes con un mismo objetivo, el de participar de un Encuentro Nacional de Mujeres pero con la certeza que nunca se vuelve igual. Era un momento complicado para el país, en sólo una semana se iba a votar en la elecciones de medio término y la búsqueda de Santiago Maldonado nos tenía a todxs expectantes.
A medida que avanzaba la apertura, los grupos de identidades femeninas iban creciendo al ritmo de la música y de la temperatura, el clima cálido se vivía y se sentía. La apertura del Encuentro era la primera actividad de los tres días de actividades consecutivas, aprovechando, como cada año, el feriado del Día del Respeto a la Diversidad Cultural, para una mayor participación. De fondo el escenario con la Comisión Organizadora en su discurso de apertura: “Estamos resistiendo en la región más postergada del país. Aquí luchan las trabajadoras, las campesinas, las mujeres de los pueblos originarios cuyos ancestros han sobrevivido a las campañas genocidas, las estudiantes, las desocupadas, las amas de casa, las sindicalistas, las feministas, las víctimas de femicidio, sus familiares y todas las víctimas de la justicia machista, las mujeres trans, lesbianas, bisexuales, la diversidad sexual. Luchan las mujeres en situación de encierro, las de organizaciones sociales y políticas, las de agrupaciones estudiantiles, las de organizaciones de derechos humanos y barriales. Luchan las mujeres migrantes, las mujeres afrodescendientes, las hacedoras culturales, las de agrupaciones por el derecho a la tierra y la vivienda, y todas las otras luchas que nos hermanan”.
Dado por comenzado el Encuentro, si no se había hecho antes, había que acomodarse en los lugares donde se iba a dormir, comúnmente escuelas o clubes, pero también en hospedajes, lo que hizo que se desborde la capacidad hotelera de la zona. De ahí a los talleres, el corazón de los encuentros, en donde se debaten muy variados temas que involucran la problemática de la mujer. Este año, en Chaco, hubo 71 talleres, en ellos se debaten el aborto, la violencia, el abuso sexual, los pueblos originarios, el poder, los géneros, la sexualidad, el activismo feminista, el trabajo sexual o la situación de prostitución, la educación y la salud, entre otros grandes temas.
En el instituto de Nivel Superior “San Fernando del Rey”, se dio, entre otros, el “Taller Mujer, violencia y maltrato”. Allí se habló sobre los orígenes de la violencia, relacionándolo con la división del trabajo, que separó a la vida privada (dejando en ese espacio a la mujer y los hijos), de la vida pública (espacio para el hombre). También se expresó el miedo que se siente al salir a la calle, y el miedo a hablar, ya que el 70% de los casos de violencia de género se realizan dentro de los mismos hogares. La violencia también se hace presente desde las instituciones, a partir de un sistema burocrático que tarda horas en atender a las víctimas, o que, al momento de presentar sus denuncias, no les creen: no se cumplen las leyes que las defienden, principalmente la Ley de Protección Integral a las Mujeres N° 26.485. En el medio del debate, una mujer contó su historia: era una ama de casa “común y corriente”, hasta que un día su hija de 13 años, fue abusada sexualmente volviendo del colegio. Ese atroz acontecimiento hizo que cambie su visión y comience un camino de búsqueda de justicia y lucha para que no vuelva a ocurrir. En el medio de sus palabras, la señora se quebró y se puso a llorar, y junto con ella, el resto de las que se encontraban en el aula. Quedó un triste silencio, que estremeció a cada una de las participantes. Es que, más allá de los datos, se trata de personas, de vidas, de mujeres y niñxs, que sufren y que buscan una salida. De eso se trata el encuentro, se mezcla la lucha, con la tristeza y la alegría, son historias de vidas, de los más variados puntos del país, y hablan por quienes no pueden hablar.
Entendiendo que la problemática de la violencia y el maltrato no es sólo de los hombres, y que modificar las prácticas del sistema en sí, profundamente patriarcal y machista, las conclusiones de este taller fueron: sensibilizar a todxs y las instituciones; desnaturalizar, entender que “lo personal es político”, que estos crímenes deben dejar de considerarse delitos privados para que cualquiera pueda denunciar; visibilizar sobre todo a los violentos -como planteó en su momento la agrupación H.I.J.O.S, “a falta de justicia escrache”-; y unirse: primero reaccionar, después organizarse y después generar un espacio para seguir la lucha. Este era tan sólo uno de los cientos de talleres que se realizan simultáneamente en el Encuentro. Y, a su vez, fuera de los talleres, la ciudad de Resistencia se encontraba repleta de actividades sociales, políticas y culturales, a toda hora: radios abiertas, obras de teatro, películas, muestras, ferias, bandas musicales, debates, charlas, hasta un torneo de fútbol femenino, organizado por La Nuestra, el equipo de la Villa 31 de Retiro.
La marcha del domingo, se realizó con una multitud de 70 mil identidades femeninas, que recorrieron las principales calles de Resistencia. Si bien el rumor de una posible represión generó medidas de prevención por parte de cada una de las organizaciones, éstas medidas no fueron necesarias, ya que la movilización se realizó pacíficamente, desembocando, ya de noche, en el Parque de la Democracia. Los cantos de las mujeres se hicieron oír, entre una población que observaba y grababa con sus celulares. Al terminar la marcha, con las energías que quedaban, luego de intensos días, comenzó la Peña del Encuentro, con artistas en vivo y un público alegre que vistió la agradable noche chaqueña de fiesta.
El aplausómetro midió los votos entre las sedes de La Plata y Chubut, en la mañana del lunes feriado, en búsqueda de la sede del 33° Encuentro Nacional de Mujeres. Fue una disputa pareja, que llevó a realizar tres ovaciones para cada una de las sedes, para asegurarse de la sede elegida sea la verdadera representante de la mayoría de las allí presentes. Finalmente la más ovacionada, Puerto Madryn, con el llanto de sus futuras organizadoras, fue la ganadora: “toda la Patagonia las va a estar esperando, por todas esas mujeres que tenemos que contagiar con este Encuentro Nacional, para que se siga repitiendo este abrazo sororo, para que esta lucha continúe ¡Marichiweu para todas!”.
Luego de dos años consecutivos de haber sufrido represión estatal en el momento de la marcha, en las ciudades de Mar del Plata, en el 2015, y Rosario, en el 2016, este Encuentro Nacional de Mujeres pudo desarrollarse pacíficamente. Esta vez, en Resistencia, el único episodio de violencia tuvo lugar en la tarde del lunes, cuando ya la mayoría de las participantes habían emprendido la vuelta. Se trató de un conjunto autoconvocado de hombres y mujeres que persiguió y agredió verbal y físicamente con palos y piedras a mujeres que se encontraban en la plaza principal de la ciudad esperando sus colectivos para retornar tranquilamente a sus hogares. Al enterarse de esto, integrantes de la Comisión Organizadora del 32° Encuentro Nacional de Mujeres se acercaron al lugar para socorrerlas, resultando heridas también algunas de ellas. Este acontecimiento es considerado una emboscada planificada y se espera una investigación penal a los atacantes.
Otro Encuentro Nacional de Mujeres sin Milagro.
La llegada al 32° Encuentro Nacional de Mujeres, y mientras decenas de miles de nosotras se encontraban viajando o arribando a la ciudad de Resistencia, estuvo signada por la triste noticia del traslado ilegal y en condiciones de cuestionable respeto por las garantías constitucionales, de la dirigente social y política Milagro Sala, retrotrayendo así la prisión domiciliaria que le había sido concedida tras la recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en resguardo de su integridad física y mental. Este secuestro de su persona, ordenado por el poder judicial servil al poder económico y político que gobierna la provincia de Jujuy como un feudo al margen del estado de derecho argentino, conmocionó a un numeroso conjunto de las asistentes al tradicional encuentro, que fortaleció la necesidad de concretar la tarea de llevar la historia de ésta y las demás presas políticas de la alianza Cambiemos, a todas las comisiones en las que el debate girase en torno al rol de mujer dentro de la praxis política, en la organización barrial, y como cara visible de un proyecto de patria ostensiblemente opuesto al que proponen los gerentes a cargo del gobierno.
Las condiciones humillantes en que fue efectuado este secuestro judicial resultaron un testimonio clave en la discusión acerca de las formas de dominación, materiales y simbólicas, que el poder patriarcal ejerce sobre las mujeres que ponen en práctica el empoderamiento propio y de un conjunto de mujeres organizadas, ante el dogma patriarcal que se vale de cualquier recurso para intentar someternos. La gravedad de los hechos que giraron en torno al traslado de Milagro nuevamente al Penal del Alto Comedero, y el clima de persecución política palpable desde la asunción del actual gobierno, lograron consolidar en las distintas comisiones un importante nivel de consenso independiente de la pertenencia partidaria o de la opinión ideológica individual de las mujeres que participaron en estos espacios de intercambio.
En ese contexto, el día 15 de octubre, por la mañana, se llevaron adelante en la Escuela de Comercio de Chaco, una intervención cultural y una conferencia de prensa, de la que participaron múltiples espacios políticos, sociales y sindicales, cuyas representantes expresaron su repudio ante las reiteradas violaciones a los derechos humanos de las que se está valiendo la persecución política perpetrada contra las compañeras de la Tupac. Lográndose de este modo el objetivo de visibilizar la situación de estas mujeres, y consolidar un mensaje prácticamente unánime de solidaridad y lucha desde el seno del 32° ENM, exigiendo el cumplimiento pleno de las recomendaciones realizadas por los organismos internacionales de derechos humanos, y la vigencia de los principios expresados en la propia letra de la norma suprema argentina, violentados desde el primer momento en que el gobierno se asumió como enemigo de Milagro Sala, y de la política de igualdad e inclusión que ella y sus compañerxs llevan como bandera a cada barrio.
La experiencia descamisada en el Encuentro Nacional de la Mujer: Feminismo para construir poder.
-Como dijo Cristina, el peronismo mueve el amperímetro en el país, es la verdadera resistencia al poder real.
-Sí. Imaginate si el peronismo fuera feminista.
Sentadas sobre el pasto en la plaza 25 de Mayo de Resistencia, un grupo de militantes de la JP Descamisadxs compartían la experiencia de los talleres de discusión a los que habían asistido, mientras esperaban a que se hicieran las 8 del sábado para dirigirse a la reunión plenaria de las descamisadas. Entre intervenciones artísticas, artesanxs y banderas de diferentes espacios políticos y culturales que se habían convocado al 32° Encuentro Nacional de las Mujeres, la charla de la tarde derivaba en la pregunta que a varias rondaba por la cabeza: ¿puede el peronismo ser feminista?
No es posible sacar una foto panorámica del Encuentro Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans, sólo podemos recopilar varias instantáneas, situaciones que se conjugan y se enriquecen en la diversidad. Personas de La Quica y de Tierra del Fuego, partidos, ONGs, sindicatos, agrupaciones de artistas, cooperativas, gente autoconvocada: en Chaco confluyeron todos los sectores que la política formal, a menudo, no puede reunir y cada colectivo o participante individual llevó consigo su realidad y sus problemáticas particulares para ponerlas en debate y conocimiento. En esa diversidad, el peronismo armó su espacio, sentó las bases de su participación en la construcción de la igualdad de los géneros. Pero la forma, los objetivos, la línea política e histórica, son cosas que no siempre están del todo definidas hacia dentro de las organizaciones peronistas que encaran esta tarea, tanto durante el Encuentro como en el resto del año. Más bien, esas cosas se construyen en el devenir de los hechos, en las causas que se adoptan, en los reclamos de las bases.
La plenaria de las descamisadas que tuvo lugar en la noche sirvió como un espacio para poner en común el trabajo militante en los diferentes puntos del país y debatir las políticas de género de la fuerza. Iniciativas como la denuncia del bajo porcentaje del presupuesto estatal destinado a las políticas contra la violencia de género en General Roca, Río Negro, por parte de las mujeres del campo nacional y popular, el reclamo por la ampliación de cupos para hijos e hijas de estudiantes en el jardín de infantes que se encuentra en el campus de Resistencia de la Universidad Nacional del Nordeste y la apertura de más jardines en el resto de las sedes de la institución, la participación de Descamisadxs en el Concejo de Identidades Femeninas del Chaco y en la Comisión Organizadora del Encuentro, el trabajo de las descamisadas contra la trata de personas en Entre Ríos, en coordinación con organismos oficiales de la provincia, una consejería pre y post aborto que funciona en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fueron algunas de las comentadas. “La militancia feminista debe servir para construir poder en los territorios en los que estemos”, concluyó una compañera para el final de la reunión y quedó en claro que en ese sentido se accionaba.
El peronismo, con o sin debates, a conciencia o no de la situación de desigualdad de las mujeres, fue capaz de tomar sus reclamos y convertirlos en derechos. El sufragio femenino y la conformación de la mujer como sujeta política, la Asignación Universal por Hijx, el Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, Ellas Hacen, la inclusión del concepto de femicidio en lo legal, fueron resultado de la lucha colectiva y fueron medidas cristalizadas por la decisión política del peronismo. Son justicia social. En este sentido, el peronismo sabe bastante de construcción de poder. Todavía le falta recorrer un camino con respecto a los feminismos, darse debates, modificar estructuras de antaño. Resta añadir una perspectiva desde el feminismo a su práctica y su retórica, garantizar que la feminización se dé en las dirigencias y las políticas, y no solamente en la pobreza. Es la única manera, si lo que se busca son más Evas y Cristinas. Y esa es la lucha interna que las mujeres peronistas están dando desde sus posiciones.
Una síntesis del Encuentro podría ser la diversidad. Diversidad en las problemáticas, que son cada vez más y más graves a medida que el neoliberalismo acérrimo avanza sobre los derechos de todxs. Otra síntesis, propia de la experiencia descamisada en el mismo, sería la construcción de poder como horizonte, cada vez más cercano, cada vez menos ajeno, y una unidad de concepción a lo largo y ancho del país: no hay justicia social posible sin igualdad de géneros.