Oveja Negra

¿A quien se le ocurre eso de estudiar y pretender ser libre?


02 de junio de 2018

Oveja Negra

El sacerdote del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, Eduardo de la Serna, reflexiona sobre el violento sentido de los dichos de María Eugenia Vidal acerca del derecho a la educación.

por Eduardo de la Serna * 

 

Hace unos días, el cada vez más evidente presidente Macri dijo que quería una buena educación, para que los estudiantes consigan trabajo, ya que van a trabajar el día de mañana en alguna empresa… Esas espeluznantes declaraciones me hicieron “ruido”, porque no sabía (y sigo sin saber) que la educación era para conseguir trabajo. Sin duda que muchos esperan conseguirlo, y bueno es. Pero no me imagino un estudiante de filosofía preocupado especialmente por un trabajo acorde, en el futuro, por ejemplo. Siempre pensé que el estudio ayuda a formarse, a tener mejores armas para defenderse en la vida (y “armas” y “defensa” las uso con toda mala intención y alevosía). Pero, además, nos ilustra el mandatario que ese trabajo será en una empresa. Y no puedo imaginarme cómo relacionar al que puso un consultorio o un estudio (médico, psicóloga, abogado, contadora…) cómo puede ser que no estén en una empresa. Parece que eso de ser emprendedores meritócratas no vale en estos casos.

Pero sigo pensando y recuerdo que año tras año la estigmatización del gremio docente y sus dirigentes (del cual, debo reconocerlo, no tengo la mejor experiencia, sino todo lo contrario) llena las tapas de los diarios y hasta los chistes siempre de mal gusto del ex alumno del Cardenal Newman.

Y recuerdo los dichos del entonces candidato de “¿qué es esto de abrir universidades por todos lados?”, y los dichos del gobernador norteño de la falta de sentido de dar educación al que después vivirá toda su vida como campesino.

Y recuerdo la defensa de la educación paga de los gobiernos o candidatos de derecha en Chile o Colombia, por ejemplo.

Y ahora, la remata (nueva palabra usada con premeditación y alevosía) la inexistente gobernadora María Eugenia Vidal diciendo en el Rotary (¡lógico!) que “todos sabemos” que los pobres no llegan a la Universidad pública. Es verdad que difícilmente los pobres lleguen a la Universidad privada (por más católica que esta diga ser), pero “todos sabemos” que lo que dijo la inepta, es mentira. Pero decir que este gobierno miente es como decir “subir arriba”, “entrar adentro”… es lo que se llama en retórica un pleonasmo.

Pero sí es cierto que “todos sabemos” que la derecha no quiere que los pobres estudien. Es que así tendrían “armas” para “defenderse” de que los “rematen”; y vaya que rematarlos, o esclavizarlos quieren. Eso de la “movilidad social” les resulta intolerable; todo debe quedar en “nosotros”, los que “son como uno”. Si los pobres estudian (¡y lo hacen! ¡y me consta! ¡Y puedo poner ejemplos más que suficientes de eso!) no es que van a trabajar en las empresas de los patroncitos, sino que podrán enfrentar la injusticia, tener “herramientas”, tener vida.

La frase del ignorante que nos gobierna y la inepta gobernadora apunta claramente a sostener el imaginario popular de que “unos nacen con estrella y otros nacen estrellados”, esa suerte de destino inexorable del que no se puede salir. ¡y no se puede! ¡Sin educación no se puede! Por eso ¿qué es eso de dar educación a “esos” si “todos sabemos” que si estudian pueden levantar la cabeza; ¡y hasta son capaces de decirnos que no! Parece que el sí, se puede tampoco vale para estos casos.

Hace muchos años yo tenía un jaulón muy grande con muchos pájaros que volaban libres de stress. Había cantos y sexo en mi jaulón. Y un día me regalaron un canario para ponerlo allí. No volaba, estaba en el piso y se iba muriendo hasta que tuve que entrar al jaulón, tomarlo con la mano y devolverlo a su pequeña jaula donde empezó de nuevo a cantar y recuperar el buen ánimo. 

Parece que esa es la revolución de la alegría que nos quieren ofrecer los que quieren muchos esclavos y pocos amos… ¡Ellos!

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